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-¡Siento llegar tarde! -Exclamó el castaño entrando de golpe a la habitación del hotel-. La junta de trabajo se demoró más de lo esperado.

-Está bien -respondí indiferente-, solo fueron cinco minutos... Más importante, me gustaría saber, ¿qué clase de empresario va a una junta vestido como si fuera domingo en la mañana?

-¿Eh? -Balbuceó mirando su ropa-. Pero esto es lo más elegante que tengo...

-¿Acaso los empresarios no van comúnmente de traje? -Pregunté divertido al ver su extrañada cara y sus divertidos mini shorts. 

-¿Enserio? ¿Y por qué nadie me dijo nada? 

-¡Porque eres el jefe! -Bufé soltando una sonora carcajada.

Había pasado alrededor de dos meses desde que conocí a Mr. John y la conversación había comenzado a ser más fluida, se convirtió en uno de mis clientes habituales y de los mejores.

Me compra todos los viernes por la noche. Llega la mayoría de veces vistiendo un elegante traje a excepción de algunas otras, en las que llega vestido de manera muy casual; suele hablar de tonterías hasta el amanecer, y se va.

-Aquí tienes -interrumpió mis risas, extendiendo un ramo de flores con una sonrisa gentil hacia mí.

Algo que encuentro interesante en él son sus elocuentes y extraños comentarios. Nunca había conocido a una persona que viera las cosas de manera lateral. Siempre habían personas con un punto de vista cuadrado, abierto... Pero casi nunca, alguien como Mr. John.

-¡Qué hermosas! -Exclamé recibiendo el regalo y admirándolo-. Gracias, Mr. John.

-Te he dicho que puedes llamarme John a secas, Freddie -sugirió colocando un maletín sobre la mesa.

Me siento relajado con su presencia y a gusto, pero esto es todo.

Abrió el maletín para que pudiera ver su contenido y dijo-: si aceptas esto ya no tendrás que hacer este trabajo nunca más, ¿qué te parece? ¿Es suficiente?

El maletín estaba repleto de billetes de cien libras, y al igual que la última vez, respondí-: lo siento, pero como dije antes... No puedo hacerme amante de un cliente.

-¿A-Amante? -Repitió nervioso-. No, no me refería a eso... Ya sabes, eres muy joven todavía y de seguro quieres hacer muchas cosas con tu vida, pero la falta de dinero te lo imposibilita... Por eso, quiero ayudarte. Haría lo que fuera, de verdad.

La sinceridad de sus palabras me resultó extraña, totalmente fuera de lo común y eso llamó mi atención nuevamente. 

-Entonces, dejarás que me aproveche un poco de la situación -comenté ladino, tomando dos billetes-. Con esto me basta, gracias... Así que, déjame darte un servicio especial.

-Freddie, yo... -Intentó protestar al ver como rodeaba su cuello y le desabotonaba la camisa.

-¿Por qué no probamos tener sexo? Hablar a veces resulta un poco aburrido, ¿no crees, querido? 

-¿Cuántos años tienes?

-18 -respondí sonriendo.

-Eres terrible mintiendo -contestó soltando varias risas.

-¿Cómo supiste que estaba mintiendo? -Pregunté al verme descubierto.

-Por tu rígida sonrisa y el nervioso tono de tu voz -respondió acariciando mi mejilla suavemente-, entonces, ¿me dirás la verdad?

-17...

-¿Y por qué haces este trabajo?

-Provengo de una familia de inmigrantes que fueron asesinados, y debido a la falta de dinero tuve que venderme desde muy pequeño -contesté desabrochando su cinturón-, por lo que no tienes porqué ser considerado con mi cuerpo, ¿sí?

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⏰ Última actualización: Jun 28, 2019 ⏰

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EL KIMONO (Deacury) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora