uno.

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Narra Hyesun.

    Mi tía se queja en su cama en el extremo opuesto de la cama que compartimos, un recuerdo del sufrimiento y la vergüenza que han causado los secretos que ella y mi madre se han confiado durante la discusión de esta noche. Mi madre ahora se encuentra en su habitación, que esta un poco lejos. Ese silencio es doloroso. Me aferró a las sábanas y pugno por concentrarme en una vieja grieta del techo. Intento resistir desesperadamente. Pero me hallo al borde de un precipicio desde la muerte de mi padre, que falleció ase unos días, y ahora tengo la sensación de que me han empujado y me precipito al vacío.
    Todo cuendo creía saver aserca de mi nacimiento, de mis padres, de mis abuelos y de mí misma era mentira.  Una gran mentira. La mujer a quien consideraba mi madre es mi tía. El hombre al que quise porque ejerció de padre no guardaba parentesco alguno conmigo. Me agarro con más fuerza a las sábanas, aprieto la mandíbula e intento acobardar mis emociones con mi ferocidad de tigre, pero no funciona.
    Desearía hablar con mi amiga Chae Min. Pero estamos en mitad de la noche. Pero, por encima de todo deseo regresar a la universidad de Los Angeles.
    Son las dos de la mañana cuando mi tía concilia el sueño, y la casa parece en calma. Me levanto y me dirijo al armario. Donde tengo ropa guardada. Ahora oigo a mi madre llorar y es desgarrador. Ni se imaginan lo que estoy a punto de hacer, pero, aunque asi fuera, ¿Me lo impediría? No lo se.. Preparo una maleta atropelladamente. Allá a donde voy necesitare dinero. Me encamino apresurada a la cocina, busco bajo el fregadero y saco la lata de café que contiene los ahorros con los que mi madre pretendía costearme la universidad. Ese dinero representa todas los esperanzas y suenos que tiene depositado en mi, pero ya no soy eso persona. Siempre ha sido previsora, y por una vez en la vida le estoy agradecida.
    Busco papel y lápiz, me siento en uno de los taburetes de la cocina y escribo una nota.

    Mamá, ya no se quien soy. Ya no entiendo este país. Detesto que esta nación matara a papá. Se que pensaras que estoy confusa y que soy una estupida. Y tal vez lo sea, pero tengo que encontrar respuestas. Quizás Corea sea mi verdadero hogar.

    Termine de escribir y doblo la hoja y la llevo asia la habitación. La tía May ni se percató cuando deje la nota sobre la almohada. Cojo la maleta y hecho a andar en plena noche.

    La torre de reloj marca las 2:47. Un único taxi a guardaba junto al bordillo de la terminal.  En su interior, la cabernosa sala de espera está desierta, y mis pasos retumban sobre los suelos de mármol y baldosa. Me meto en una cabina telefonica y cierro la puerta. Se enciende una luz central y me veo reflejada en el vidrio.
    Mi madre se empeño siempre en que no fuera arrogante 《No querras ser como tu tía》, me decía cada vez que me descubría admirandome en el espejo. Nunca quiso que mirara de cerca, porque, ahora que observó, ahora que observó de verdad, veo lo mucho que me paresco a la tía May. La piel pálida, los labios carnosos y el cabello de un color negro ónice, aunque mi madre siempre queria que me lo cortara pero yo me negaba a su petición, nunca me gusto la idea de que mi cabello sea corto. En fin.
    Vierto el contenido del monedero sobre la repisa, marcó el numero de Nam Joon y espero a que la operadora me indique cuanto me costaría los tres primeros minutos. Introduzco las monedas en la ranura y suena la linea de Nam Joon. Son serca de las 3 de la mañana aqui en E.E.U.U. Asi que lo despertare.

- ¿si? - Dice con voz soñolienta.

- Soy yo -anunció, tratando de sonar entisiasta- Me he escapado ya.

- Y por que me lo dices a mi? - Parece que se olvido de lo que acordamos-

- Namjoon. No te acuerdas que hablamos que me iba a mudar a Corea y que te ofresiste en que me quede en tu casa?

- ahhh. Eso. Lo olvide por completo. - se quedo callado- Donde estas ahora?

- Estoy en la terminal. Y te queria preguntar si ya tienes con que vuscarme del aeropuerto.

《Mi corazón está Destinado a Amarte》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora