"Porque somos las estrellas de nuestro propio universo"
En donde Tony queda flechado por Steve una noche de verano.
Un verano en el que ambos no vuelven a saber nada del otro. Hasta que cierto tiempo después, el universo los vuelve a juntar y Steve...
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"Porque somos las estrellas de nuestro propio universo"
El verano se siente en cada poro de la piel. El sol se ve brillante desde el balcón de la mansión, y mirando hacia aquel cielo despejado de nubes, Tony Stark sabe que será un gran día para él.
Las vacaciones de verano es lo que más ha estado esperando desde que ingresó al internado, porque allí las fiestas casi ni existen y su cuerpo necesita un poco de diversión. Necesita desconectar de todo lo que le rodea y verlo pronto. Un verano no le servirá para tener todo de él, pero sabe que en medio de la noche lo encontrará y será mágico para los dos.
Lo mantiene en su mente desde que lo vio el verano pasado, en aquella fiesta en la playa. Tan tímido y pequeño, que incluso le daban ganas de protegerlo. No comprende aún de dónde sacó la fuerza para no abalanzarse sobre la preciosa figura del rubio y devorarlo a besos. No por nada es un playboy de pies a cabeza. Incluso la prensa lo sabe. Todo el mundo lo sabe, ya que siempre esta en las portadas.
Rápidamente se dio cuenta que ni siquiera sabía quién era, porque cuando se acercó al rubio y coqueteó descaradamente con él, éste le miró con el ceño fruncido y recibió un tremendo rechazo de su parte. Por lo visto, los tipos como él no le caen bien. Y es la primera vez que le rechazan, así que no se rendirá hasta que lo consiga.
Lo tiene presente en la memoria. Sus ojos azules tan penetrantes, que le advertían que ni a primera base llegaría. Su pequeño y dulce cuerpo, cubierto por una camisa celeste y unos jeans azules, se le antojó adorable. Su delicioso aroma impregnado en sus fosas nasales... Recuerda todo de él, como si hubiera sido ayer.
El verano lo tiene vuelto loco, porque él tiene el control y lo desespera. No puede esperar para que sea esta noche y volverlo a ver. Porque sabe que lo verá y caerá rendido a ante él nuevamente.
Verano, verano, verano...
La fiesta que montó a último momento está en su máximo apogeo. La mansión explota de personas por todos lados. La música está a todo volumen, hay alcohol por doquier y todo el mundo baila.
No obstante, Tony, quien debería ser el alma de esta fiesta, se ha resignado a no ser más que un mero observador de multitudes. Se ha convertido en un experto observador. Usualmente es despistado y se pierde en sus pensamientos muy seguido; sin embargo, está vez se quedó fijo en un sitio y con los ojos observando hacia un punto en concreto.
Lo encontró. Lo ve en la medianoche. Está sentado en un taburete junto a la barra, observando el mar mientra juega con la pajilla que decora su bebida. Parece decaído, casi diría que hasta triste. Pero cree que es cosa suya, porque lo ve tragar la bebida rápidamente y envalentonado se encamina a la pista.
Presiente que esto va a ser bueno, por lo que se acomoda mejor y sostiene la mirada en él.
El rubio comienza con pasos pequeños, tímidos y suaves. Supone que la música no es de su estilo, o puede ser que esa canción que está sonando no le motive tanto.
