Capítulo 3

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Frunció el ceño una vez más en lo que llevaba de tarde. Hizo una bola con el pequeño papel en el que había estado escribiendo segundos antes y la tiró al suelo. Se echó sobre su escritorio, rendido, y de sus labios floreció un tierno puchero. El alfa de doce años había estado todo el día pensando en algo que fuera romántico para poder escribirlo. Se había propuesto prepararle un regalo a su omega por San Valentín tras el episodio en la cafetería de la semana pasada.

Taehyung había visto como los ojos de Jimin habían brillado ante la romántica escena de una pareja declarándose su amor con un gran decorado, cortesía del alfa. Creyó ver el anhelo del mayor en su rostro y la tristeza cruzarle como un rápido haz de luz. Sabía que Jimin habría deseado estar en el lugar de la omega, y no porque le gustara el alfa, sino porque deseaba ser amado de la misma forma. Quería ser querido y mirado con la misma intensidad.

Tras dos años de amistad, el pequeño Taehyung había ido descubriendo y conociendo al que consideraba el amor de su vida todavía. La fascinación que sentía no había disminuido y para él cada segundo a su lado era realmente valioso. No obstante, también tenía presente la posibilidad de que Jimin no lo quisiese de otra forma, que no lo llegara a querer como él o, peor aún, que otra persona se ganara su corazón antes. Sin embargo, no se había rendido y no lo haría ahora. Aunque desconocía si Jimin lo veía de otra forma, iba a luchar por su amor hasta el final, hasta que perdiese la guerra. Y quería empezar por darle una sorpresa parecida por San Valentín.

Ese sería su primer movimiento romántico hacia el omega y no quería que el mayor se asustara o que lo rechazara y acabara alejándose. Su lema de ir despacio no había variado en ningún momento, así como su consciencia acerca de su edad. No tenía tantos años como el alfa aquel, pero quería intentar impresionarlo y, a ser posible, encantarlo como lo hizo el otro con su querida omega.

Suspiró cansado y se asomó levemente a la ventana de su habitación. Desde allí tenía vistas hacia el pequeño jardín de su madre. Cuando los jazmines entraron en su campo de visión, una tímida sonrisa se dibujó en sus labios. Rezaba para que su plan no le resultase muy cursi a su amor.

El pequeño rubio entró corriendo a casa y fue directo a la cocina, donde su madre solía encontrarse a esa hora:

- ¡Mami! –fue en su busca-. Mami, ¿puedo plantar rosas en tu jardín? –preguntó de forma atropellada a su progenitora.

La cálida omega se giró hacia la puerta y se encontró con su hijo, a quien le brillaban los ojos de la emoción. Ella sonrió por lo tierno que se veía:

- ¿Rosas? –ladeó la cabeza-. ¿Para qué quieres plantar rosas, cielo?

- Es mi plan de conquista –levantó el dedo índice-. El primero –dijo orgulloso-. ¿Si las plantamos ahora crecerán a tiempo? –quiso saber, un poco preocupado.

- ¿Son para Jimin? –rio enternecida y continuó haciendo la comida.

- Claro, ¿para quién si no? –asintió al asomarse a la mesa donde su madre estaba cortando las verduras-. Quiero dárselas para San Valentín –confesó-. Le daré una cada día hasta que llegue la fecha con una nota que ponga algo bonito, pero será un secreto –rio con ilusión-. No le diré que soy yo –dijo con orgullo.

Su madre sonrió y asintió:

- Está bien, cariño –le confirmó-. Pero dudo mucho que crezcan a tiempo ya –le dijo un poco apenada.

El semblante de Taehyung decayó unos segundos, completamente triste:

- No te desanimes –le acarició la frente con dulzura-. Podemos ir a la tienda y preguntarle a la señora Shin cuál podríamos plantar para tenerlas a tiempo para tu regalo, ¿vale?

Little Alpha [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora