1 de abril
Ya que has decidido seguir leyendo pues te doy una cordial bienvenida. Es momento de que empiece a relatar cómo la decadencia de la mentalidad y la salud de las personas comenzó.
En un primero de abril que casualmente cayó sábado empezó todo. El día había empezado estupendamente. El rocío de las plantas se podía oler en todo el pueblo. La gravilla de los caminos se sentía fresca si ibas con los pies descalzos. Sin embargo el instituto tiene sus dificultades.
Oh sí, las dificultades. Es momento de que te relate los sucesos de este día.
Una casa blanca, con un gran portón de roble oscuro y unos ventanales que se extendían desde el suelo hasta el techo se alzaba en el final del camino. Era la casa de los Donnet. El señor Donnet tomaba su taza de café impacientemente. Su cabeza era un revoltijo de pensamientos. Las ideas volaban, pero yo no diría que tener tantos pensamientos fuera algo bueno.
Emilio, ése era su nombre, sentía el amargo sabor del café en su lengua. Golpeteaba el suelo sin parar. Escrutaba la puerta corrediza de la cocina como si se le fuese la vida en ello. Su ensimismamiento se vio interrumpido con el sonido de los tacones de punta de su esposa, Sandra. Traía en sus brazos a una indefensa criatura de ojos verdes. Con una piel de leche y con pequeño cabello rubio. Emilio se detuvo a pensar si lo que estaban haciendo era lo correcto.
— La decisión está tomada - dijo su esposa con su mirada afilada
— Pero sin tan solo pudies....
—¡La idea fue tuya así que deja de lamentarte por tus malas decisiones! - dijo la mujer dándose la vuelta en dirección a la salida del hogar.
Eso era cierto, lo que iban a hacer estaba planeado desde antes de que la pequeña haya nacido. Aquellos desgraciados no se dignaron en ponerle nombre, ya que creían que se podrían encariñar mucho con ella y eso evitaría sus planes.
En cuestión de segundos la señora Donnet estaba dentro del todoterreno tocando la bocina para que Emilio saliese de la casa.
Al poner la llave dentro de la cerradura, Emilio se paró a pensar si haberse casado era buena idea. "Maldita arpía, siempre recordándome mis decisiones, las cosas son como son y si no me gustan debo adaptarme. Es una mierda estar enlazados..."
Mientras esta situación ocurría, Jessica, Martina y Paola disfrutaban de un maravilloso pastel de crema.
—Este trabajo de historia es una mierda - resopló Jessica
—Ya pero al menos tenemos la decencia de estar haciéndolo, ya te aseguro que otros no lo harían
— Calla Paola, que Jessica tiene razón. El profe de historia es un hijo de puta. Dejarnos este trabajo como tarea...
— Ya, pero cambiemos de tema que esto del Feudalismo y de las Cruzadas es una mierda igualmente- dijo Paola quitándose un mechón de pelo moreno de su cara.
—Entonces dime... - empezó Martina
—¿Qué?
—¿Quién te gusta? - completó Jessica
— Pues nadie, ya saben que ni los hombres ni las mujeres. Una mierda vivir sin amor.
Era verdad. Paola no sentía atracción por nada, ni por el simple sexo. Era como vivir vacía sin nada que amar ni nada por lo que luchar. Solo vivía atrapada dentro de sí misma. Sin la oportunidad de tener las experiencias de nada y encerrada en la casa de Martina comiendo pastel. Una gran pérdida de tiempo vivir sin amor, aunque, ¿qué es el amor?
Ya he dicho que no me deben conocer, pero la verdad es que enamorarme de verdad no lo he hecho así que al menos Paola y yo nos parecíamos.
Nadie en todo el pueblo podía entender la situación. Abrazados, Joaquín y Mateo, vieron cómo la casa de lo que era su abuela ardía lentamente. Un incendio en el pueblo nunca pasaba desapercibido, pero lo que ocurre es que no se encontraban en su pueblo. La distancia entre este y el lugar donde se encontraban era de kilómetros y nadie podía llegar a ayudarlos. Las llamaradas que salían por las ventanas presentaban unas figuras simiescas y taurinas, nadie había entendido por qué el fuego adoptaba el color verde en el exterior. Lo que provocó el fuego fue el saber de que la abuela nunca había existido, así que nadie sabía de quien era la casa ni por que la gente no a había usado antes.
Esta fue la primera tragedia, nadie volvió a ver a Joaquin ni a Mateo con vida. Los encontraron cubiertos de sangre y desnudos. Con fluidos corporales encima ya sean sexuales o solo sudor. La sangre no solo era de los chicos, sino que el laboratorio encontró que pertenecía a siete personas más. Lo que más perturbó a quienes los encontraron, no fue el hecho de que hayan sido niños desnudos cubiertos de sangre y muertos. Sus miradas, eso echó despavoridos a algunos. Hay quienes dicen que todavía se tienen pesadillas. Sus ojos eran completamente negros. No había rastro de que un alma haya albergado en el interior de aquellos niños. El iris era imperceptible, solo era negro, un profundo y denso negro. Eran como si los niños tuviesen dos agujeros interminables por los cuales el paso de la luz era algo imposible. Así se escuche terrible y desagradable los dos jóvenes el mayor de catorce y el otro de doce, fueron violados y asesinados frente a la casa que no le pertenecía a nadie. Ah claro, si es que en verdad había una casa ahí. Yo soy testigo de que la casa existió, sin embargo nadie la encontró, ni siquiera las cenizas. No les puedo decir la ubicación de tal casa, pero al menos sabemos de su existencia.
Aparte de este acontecimiento ocurrían dos cosas de relevancia en el pueblo. El señor Mario estaba teniendo relaciones sexuales con Angélica. La madre de Martina.
— Mario -gimió Angélica mientras sentía como la barra de carne venosa se adentraba dentro de ella.
Olas de placer recorrían ambos cuerpos mientras sentían la carne de ambos.
Las embestidas del profesor de historia dentro de la mujer fueron aumentando, el orgasmo era próximo en ambas personas. La cama del motel donde se encontraban golpeaba la pared, pero, en esa situación de lujuria sexual a nadie le importa que las demás personas sepan que hay alguien teniendo relaciones sexuales.
—Mírame, quiero que me veas cuando termines - ordenó Mario con una voz gruesa.
Y así fue. Mario había empezado una cadena de infidelidades. Angélica ya estaba aburrida de su esposo y requería algo de acción. Mario era esa acción.
No todo era malo. Había algo bueno. El joven Noah se estaba preparando para su décimo quinto cumpleaños. Finalmente no todo podía ser malo, ¿verdad?
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La necesidad de un título es prescindible
RandomCasa, hogar, seguridad, son sentimientos que la gente percibe al estar cerca de lo que conocen. Sin embargo las cosas no siempre son lo que parecen. La vida en el pueblo ha recibido una llamada a la oscuridad. Esta se avecina, y pronto acabará con a...