ᴘsʏᴄʜᴏ ★sᴇᴘʜᴄᴀʀʟ★ [ Identity V ]

Diciembre 10

Podría decir que este fue un día como cualquier otro pero estaría mintiendo... Hoy he conocido al que puedo asegurar que es el amor de mi vida, estaba sentada en la mesa frente a mí, en esa misma cafetería a la que voy todos los días. Recuerdo que llevaba puesto un abrigo azul rey, tenía el cabello sujeto por una banda elástica con la cual formaba una cola de caballo en la parte de la nuca baja dejando caer su sedoso cabello blanco sobre su espalda , su piel se veía tan suave y tan pálida. Si aquel chico no se moviera podría jurar que era un muñeco de porcelana, sus ojos azules eran hermosos que podría pasar el día entero admirandolos... Traté de no observarlo de manera tan indiscreta pero me era imposible. Él estaba sentado en silencio tomando su café mientras miraba la pantalla de su cámara, quizá estaría revisando algunas fotos que había sacado. Tomé el café que había pedido y me senté en la mesa que estaba justo frente a él, no podía apartar la mirada. Intentaba hacerlo pero mi deseo por memorizar cada facción, cada centímetro de su rostro perfecto, desde sus labios rosados hasta las pequeñas sombras oscuras que amenazaban con aparecer bajo sus ojos. Realmente no sé cuánto tiempo me había pasado viéndolo, se llenaba la cafetería, se vaciaba y así seguía de vez en cuando. No me di cuenta de cuando entro aquella chica castaña y bien vestida, ella se acerco al chico que había estado viendo la mayor parte del día (al menos desde que llegué a la cafetería), le dio un beso en los labios y se sentó frente a el tapando la hermosa vista que tenía de aquel albino. Solté un suspiro levantandome de la silla mientras tomaba mis cosas y salí a aquella cafetería no sin antes dedicarle una última mirada de la cual él no se dio cuenta, me dirigí hacia mi trabajo, en lo que quedaba del día no pude evitar sacar su imagen de mi cabeza. No me estaba equivocando al asegurar que él era el amor de mi vida, haría lo que fuera para que estuviéramos juntos incluso si eso significaba quitar a aquella castaña del camino, de igual manera no creía que él la extrañara, yo sabía que no la amaba, era fácil deducirlo solo con ver la manera en la que él la abrazaba.

No te preocupes mi amado, me encargaré de ella y así después podrás estar con el que es el verdadero amor de tu vida: YO