CAPÍTULO 1. Vuelo 48621

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- Es que no lo entiendes. - Solté desesperada por la impaciencia de su manía de no escuchar. - Yo no te puedo perdonar.

- Pues no, no lo estoy entendiendo. - él estaba más desesperado que yo al ver que no podía procesar absolutamente ningún mensaje.

- Una actitud reincidente no es algo que perdonar, es algo que asumir y aceptar. Por eso no puedo perdonarte.

- Pero entonces me dices que me aceptas así.

- No, que acepto que eres así. Pero asumo la consecuencia de no querer eso en mi vida.

Y era cierto, aceptar que una persona era de cierta forma no implicaba directamente tener que aceptarla así en tu vida. Y yo no quería esto. Ni lo quería ni me lo merecía.

- En media hora tengo que estar en el aeropuerto. Lo siento.

- Siempre haciendo todo a última hora. Siempre huyendo. - Su tono se había transformado a enfadado. Y era comprensible, estaba muy dolido.

- Para nada. - Dije calmada, sabiendo que la situación ya no tenía otro puerto en el que echar el ancla. - Llevo tiempo intentando explicártelo. Y puedo explicártelo, pero no entenderlo por ti.

Me di media vuelta y supe que ahí dejaba parte de mi crecimiento, una gran mayoría de recuerdos, una complicidad que no existiría nunca más. Dejaba atrás lo que habían sido 12 años de mi vida para irme quien sabe a donde a hacer quien sabe que. Pero ese, era el menor de mis problemas.

Porque en la vida te dirán que eres demasiado jóven para saber de que hablas, para ser sabia, y ni mucho menos era maestra, pero sí había vivido lo suficiente intensamente como para saber que podía tomar todo como una lección, y que podía decidir sobre si era o no lo que quería, necesitaba o debía tener.

- Pasajeros con el vuelo 48621, con destino a Corea del Sur, pasen por la puerta de embarque 12. Gracias.

Ahí estaba mi aviso. ¿Sabía que me iba a ir a Corea del Sur? No. ¿Lo sabía alguien ahora que ya tenía mi pasaje? Tampoco.

Había llegado al aeropuerto en el que salían varios vuelos con destinos perdidos que no me importaba para nada visitar. Pero siendo realistas a día de hoy solo manejo con fluidez 3 idiomas sin contar el básico inglés que llevo estudiando toda la vida, y esos eran: francés, italiano y coreano. Por lo que cogí un app de móvil para hacer sorteos, metí los números de los vuelos con destinos en los que se hablasen esos idiomas y espere que la app hiciese su magia. Y bueno, se sabe el resultado ya.

- Allí la cultura es tan diferente que por mucho que lo sepamos creo que alguna liaremos.

Esa voz masculina detrás mía hizo que girase la cabeza sin pensarlo dos veces.

El chico, más alto que yo, cosa que con mi corta estatura no era difícil, estaba mirándome con una sonrisa bastante inocente. Él estaba tan nervioso como yo, y se notaba a kilómetros.

- Como españoles dejaremos huella, como siempre. - Solté mientras me reía.

No entendía por qué alguien que no me conocía de absolutamente nada estaba entablando una conversación conmigo de esa forma tan peculiar, pero seamos honestos, me iba sola a un sitio el cual solo había visto en libros y google maps, el cual por cierto había decidido cinco minutos antes de embarcar por una aplicación random de móvil. Hacer amigos aunque fuese solo para el viaje de casi 20 horas, y haciendo una escala, pues no me importaba lo más mínimo.

- ¿Vacaciones? - Preguntó mirando mi macuto. Evidentemente mis maletas estaban embaladas para ir facturadas, ya que no llevaba ropa solo para una semana precisamente.

Calendario de un alma.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora