La temperatura corporal de Jimin se encuentra bastante alta, y lo que menos quiere es empeorar, pero Yoongi le asegura que se sentirá mucho mejor cuando el calor de su cuerpo... aumente.
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➤Historia de mi...
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A medida que los números rojos del ascensor subían de nivel, por alguna razón su ansiedad también aumentaba. Mordía la uña de su pulgar izquierdo mientras veía los números cambiar, mientras que de manera casi inconsciente agitaba su pierna haciendo un ruido constante con su zapato golpeando el suelo, y con su mano derecha apoyada y sujeta en el barandal detrás de sí, presionaba el agarre en este mismo haciendo que sus nudillos tomaran color.
La notificación de un nuevo mensaje proveniente del celular que traía en el bolsillo de su pantalón, logró llamar su atención distrayéndolo de su nerviosismo. Tomó el aparato y leyó sin entusiasmo aquel texto de su jefe, el cual le informaba qué turno cubriría para completar las horas restantes que le correspondían por haber abandonado su puesto en horario de trabajo. Luego de organizarse mentalmente con el día y horario asignado, sin enviar una respuesta guardó nuevamente su celular de donde lo había sacado.
Y con la cabeza agacha, giró su cuerpo quedando frente al espejo, apoyándose ahora con ambas manos sobre el tubo metálico. Levantó su vista encontrándose con su propia imagen un tanto desprolija y con un leve brillo de sudor sobre su frente, aquello le trajo a su mente el repentino recuerdo de la vez que por fallas técnicas se quedó atrapado con su novio en ese mismo ascensor, dos horas, dos de las cuales en una de esas benditas horas mataron el tiempo teniendo sexo al desenfreno hasta quedarse casi sin oxígeno que respirar, dejando los espejos completamente empañados, inundando la cabina de roncos gemidos sin contención, y deleitándose con oír la perfecta vocalización de su nombre siendo deliberadamente pronunciado por la melodiosa voz de su novio ante el punto más placentero de su orgasmo.
Un recuerdo que efectivamente comenzaba a ajustarse en sus pantalones, un cosquilleo que lo hizo reaccionar y sonreírse a sí mismo en el espejo, para luego mirar en el reflejo aquellos números sobre la puerta que al fin se marcaban en color verde y abría sus puertas plateadas en el piso donde esperaba llegar.
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Con algo de torpeza introdujo la llave correspondiente a su departamento, giró un par de veces la misma y la gran puerta se abrió. Al ingresar dejó sus zapatos a un costado de la entrada y caminó con prisa en dirección al cuarto principal, donde esperaba encontrar a la persona que sacudió su mundo con una sonrisa.