Dos•

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Joel se intenta levantar, pero el ojiverde le gruñe subiéndose más sobre él.

Sus pies se mueven logrando bajar un poco su toalla y está a punto de frotar su erección con la suya.

—Erick, no —le ordena tratando de sonar seguro y obtiene su atención, solo por un momento.

Un agudo semi maullido sale de su boca cuando agarrándolo de la cintura lo pone en la cama y el rizado, amarra mejor la tela que lo cubre, avergonzado por haberse excitado también.

Erick ni siquiera debe entender bien lo que ocurre, son sus instintos y está mal que esté pensando de una manera sexual en él.

El felino levanta las dos manos y se sostiene en su cuerpo para estirar el cuello y darle una lamida en la boca.

—No —dice tratando de alejarlo, pero lo hace con más ganas.

Eso es algo usual, a Erick siempre le ha gustado lamer su cara, pero ahora ya no parece correcto.

No es un gato, es un chico en el que aún puede verlo reflejado.

El ojiverde lo araña dando la vuelta y se estira de largo levantando las caderas para dejar su trasero al aire.

—T-Tienes que vestirte —murmura tratando de taparlo con una de las frazadas que usa para cubrirse, pero Erick se sacude.

Intenta alcanzarlo con sus manos empezando a llorar, es el sonido que suele hacer cuando lo deja solo en casa y puede notar la tristeza en su rostro.

—Silencio, bebé —susurra acercándose con cuidado— no entiendo qué está ocurriendo, ¿te sientes mal?

Erick maúlla con más fuerza dejando que acaricie su cabeza y se frota contra su piel.

—¿Duele? —pregunta al ver como busca pegarse más, tratando de encontrar un poco de alivio.

Sube sobre su cuerpo haciéndolo caer al piso, y Joel tiene otra vez sobre él a su pequeño, frotando con incomodidad su toalla mientras suelta algunos bufidos.

—Está bien, voy a quitarla —dice al ver que no se detiene, porque odia oírlo tan enojado.

Las piernas del ojiverde se abren más cómodas cuando ya nota que Joel también está desnudo y se frota con fuerza, dejando algunas lamidas en su cuello.

—Estás mojado —susurra con sorpresa el rizado y sus manos van automáticamente al miembro de su gatito.

Éste gime con gusto, trinando ante su toque y los dedos de Joel llegan a su agujero, dándose por vencido con la resistencia.

Erick está lubricándose naturalmente y no puede evitar desear entrar ahí.

Baja de su cuerpo, de rodillas en el piso y sus manos se estiran en la madera, exponiéndose totalmente para él.

Puede ver la necesidad en su mirada y su polla dura le indica que él está necesitando complacerlo.

El ojiverde suelta algunos ruidos para mostrar su inconformidad por la demora, así que Joel se posiciona tras él apretando su cuerpo contra el suyo y lo penetra de una sola vez, provocando un grito de satisfacción que retumba en todo el piso.

Sus paredes presionan su grueso pene cuando intenta retirarse para volver a embestir, porque Erick lo necesita adentro y quiere mantenerlo ahí.

—Bebé —gime totalmente nublado por el placer que siente al estar en su estrecho y cálido agujero, y se pierde en sus movimientos, solo empujando una y otra vez.

Sube más y abre las piernas para llegar hasta el fondo, disfrutando, mientras trata de quitar de su mente el hecho de que le parece excitante que sea su Erick el que está recibiendo con gusto sus embestidas.

Ama a su bebé, siempre lo ha amado, pero no era consciente de lo cercanos que podían ser sus sentimientos a este otro tipo de amor.

Los gemidos del ojiverde se vuelven más agudos y es el detonante para que el rizado suelte todo su esperma en él.

Puede sentir como la cabeza de su polla late con fuerza, mientras deja todo en su interior y le gusta notar como Erick disfruta de ser llenado, porque ronronea mientras los chorros van mojándolo.

Apenas sale de él, el felino da la vuelta y lame los restos blancos de su pene con su tosca lengua que está volviendo a levantar su erección.

El gatito de Joel || JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora