Recuerdos

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Arreglaba su cabello con esmero frente al espejo, relamiendo los hilos rebeldes que se levantaban de este una y otra vez. Escuchó resonar su celular con las fuertes vibraciones golpeteando en la madera del tocador.

"Marco" anunció la pantalla.

Con la mano libre tomo el móvil temblorosamente.

-Hola.

-Hola. -respondió el rubio secamente. -Dijiste que me llamarías a esta hora cada día. Hoy lo olvidaste.

-Lo siento. -se disculpó intentando anudar el moño en su cuello. -He estado un poco atareado.

-Perdón, es solo que.. Te extraño.

-Y yo a ti.

-¿Cómo van las cosas en París? -cuestionó con voz inexpresiva.

-Bien.. Gracias. -respondió con voz apenas audible.

-¿Estás bien?

-Si. -debía decírcelo ahora, tenía que tomar la fuerza sudiciente. -Sólo que tengo que irme. -sentenció mirando su reloj de mano y dando el ultimo toque a su impecable camisa blanca.

-Esta bien. ¿Te llamo luego?

-Marco.. -dijo tomando la pequeña cajetilla de terciopelo negra y apretándola en su mano con fuerza. -..Te amo. -y una lagrima recorrió su mejilla.

Terminó la llamada y salió al fin de la habitación, consciente de lo que estaba a punto de hacer, consciente de las consecuencias que traería consigo esa propuesta.

De que dejaría atrás todo lo vivido, todas las risas, todas las alegrías, enojos y peleas, todas la noches con él.

Consciente de las tantas promesas rotas, de las veces que le ha fallado y lo mucho que lo ha lastimado, a él, quien siempre lo recibió de vuelta con los brazos abiertos, quien fuera el gran amor de su juventud y de su vida. Su compañero incondicional.

Había llegado el momento de decirle adiós para siempre.

Secó su lagrima y contuvo su llanto. Llamó a la puerta de la chica. Con quien paseó por las calles de París toda la noche hasta el momento de la cena.

De pronto se sintió débil e incapaz de hacerlo.

Llegó el momento y tomo la pequeña argolla entre las yemas de sus dedos y la deslizó por el delgado dedo de la dama. Aquel gesto que de pronto los uniría por toda la vida, la persona con quien de ahora en adelante lo compartiría todo.

"Este momento deberíamos ser tu y yo" se reprochaba en su mente. Ahogando su llanto con un nudo en su garganta intentando sonreír.

Marco yacía en su cama, la cama de los dos, donde cada noche que les era posible unían sus cuerpos para formar uno solo.

Su respiración era tan tranquila, su gesto relajado, sus pestañas relucían gracias a los primeros rayos de sol tocando su perfecta piel.

Había visto esa escena tantas veces, tantas mañanas al despertar a su lado y aún así no podía acostumbrarse a tal belleza atravesando sus pupilas.

Mario se tumbó a su lado, llevó sus dedos a su rubio y despeinado cabello.

Y allí se quedó admirando cada milímetro de su rostro para ser embriagado por su perfección, la perfección que le inundaba el corazón mañana tras mañana y que a partir de ese día probablemente eso no volvería a repetirse jamás.

La idea le pareció insoportable y las lagrimas brotaron sin que pudiera contenerlas.

Marco abrió poco a poco sus bellos ojos verdes y aún somnoliento sonrió radiante al encontrar a su amado tumbado a su lado.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2014 ⏰

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Renuncio a ti •Götzeus• |Compromiso de Mario y Ann|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora