El primero

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Noah baja las escaleras rápidamente. Giro la cabeza y nuestros ojos se encuentran. Tiene una expresión de enfado.

-¿Qué quieres?-pregunta molesto.

-Tenemos que hablar-respondo.

-¿No prefieres hablar con Dylan?

-Supongo que tú prefieres hablar con Diana ¿no?-se me escapa.

-¡No puedes recriminarme nada!-baja un poco el tono- Tú no tienes ningún derecho a echarme nada en cara.

-¿Qué son esos gritos?-pregunta la abuela de Noah.

-No...no es nada-dice él- ven arriba, vayamos a mi cuarto.

Subimos las escaleras deprisa hasta llegar a el cuarto del fondo. Es una habitación pequeña, muy recogida. Las paredes están pintadas de un azul eléctrico y los muebles son blancos. Sobre la cama hay un cuaderno, desde donde estoy puedo ver que ha dibujado una llama de fuego, cuando se percata de que lo he visto, cierra la libreta de inmediato.

-Habla-dice mirándome fijamente.

-Habla-dice mirándome fijamente

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-Em Noah, lo de Dylan...No sé porque lo hice. Yo no quería besarlo, juro que no quería hacerlo-consigo pronunciar.

-No me convence.

-Ese día no estuve acertada. Él me besó y yo no supe reaccionar, solo es eso. En ningún momento quería tener nada con Dylan.

-No se te dan bien las disculpas.

-Noah, voy a serte muy sincera: El día en que te conocí te vi como el típico chulo que me iba a hacer daño y...y pensar que yo te he podido herir me rompe el corazón. Cuando estoy contigo me siento más yo, más libre. Haces que todo sea mejor. Has sido el primero. El primero en todo. Tú me has enseñado a querer. Ayer cuando me pediste salir yo...yo no podía creerlo, estaba en una nube. Nunca te lo he dicho pero yo te quiero. Te quiero a ti y quiero que sigamos como antes. Quiero que seas el primero y...y quiero que seas el último-digo de la manera mas honesta posible

Nos quedamos unos instantes en silencio. Ninguno dice nada. Simplemente nos miramos. Siento que el corazón se me va a salir del pecho.

-Joder-dice al fin.

-He sido totalmente sincera.

-Me hubiera valido con un "Perdona, no quería besarlo, me gustas tú. Besas mucho mejor que ese imbécil"-bromea

Respiro por fin, llenando mis pulmones de oxígeno. Es como si hubiera estado reteniendo todo este tiempo el aire.

-No sabía que sentías todo eso-confiesa.

-Yo no sabía que vivías con tu abuela.

-Tú no sabes nada de mí, Emma.

-Sin embargo tú de mí sí.

-Eres como un libro abierto.

-Y tu como una muralla inquebrantable.

-Me lo tomaré como un cumplido.

-Tómame a mí.

Lo miro desafiante. Él me mira como miraría un león a su presa justo antes de devorarla. Pero ninguno nos movemos. La tensión sexual se puede percibir a kilómetros. Él aprieta sus dientes con fuerza haciendo que se le marque la mandíbula y traga saliva, está increíblemente sexy.

-Eres mala-dice con su voz ronca.

-Tú me haces ser mala-susurro.

EnséñameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora