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[Gintoki x Hijikata]
Advertencia: Lemon.



Hijikata se encontraba descansando en el Shinsengumi después de una larga jornada de trabajo. Al parecer los Terroristas Joui, estaban más activos de lo normal, dándole más trabajo a éstos. Maldijo a Koutaro Katsura y a todos sus aliados.

Su cabeza vagaba en recuerdos de su novio, Sakata Gintoki, el idiota de la Yorozuya. Desde cómo comenzaron, él buscando venganza por haber derrotado a su jefe Kondo, la cuál no logró. A cómo pelearon juntos, para luego terminar uniéndose en lo que sería un amor correspondido.
Al principio, éste se negaba, cualquier señal que le daba Gintoki la tomaba como una de sus estúpidas bromas. Pero con el tiempo se dejó llevar, convencido de qué, sus "intentos de ligue" eran sólo una broma nada más y él no caería...o eso creía.

Más tarde, Gintoki se le confesó. Hijikata no sabía que responder, se quedó un momento en silencio tratando de procesar lo ocurrido.
Aceptó, la verdad ya hacía tiempo que se dió cuenta de los sentimientos que firmemente negaba. Tampoco pensó una razón para negarse, nada lo detenía de amar y ser amado.
Todos los días Gintoki lo visitaba, según Hijikata a "molestar" a su trabajo, con la excusa de que lo extraña, tan cursi como siempre pensaba con falso fastidio, mientras una sonrisa se hacía presente.

Hoy era un día de esos. Se escuchó como la puerta estilo japonés de su oficina era abierta.
Hijikata sabía quien era.
Observando que nadie se encontrara alrededor, Gintoki entró en la habitación. Mientras cerraba la puerta, éstos chocaron miradas, una que mostraba un claro fastidio- cómo siempre- y la otra mostraba picardía. Ambos sabían lo que seguiría, cuando el albino entraba así siempre acababan en un encuentro carnal, llenando la habitación de gemidos y demostrándose la falta que se hacían.
No necesitaban palabras, las miradas eran suficientes. El de cabellos plateados se acercó a su amante. Ya bastante cerca retiró el cigarro de sus labios, para tomarlos él y dirigirle una mirada traviesa.
Hijikata imitó el acto de quitarle el cigarro de los labios y lo tiró, volvió su vista al albino y acercándose lo suficiente para unir sus labios con el contrario, iniciaron con un beso lento, el roce de sus lenguas era delicioso pero necesitaban más, más del otro. El beso se tornó a uno más atrevido. Las manos de Gintoki, que se encontraban en la cintura del pelinegro, fueron hacia la parte trasera de éste, metiendo una de sus manos sobre el redondo trasero de su amante. Escuchó los jadeo provocativos de Hijikata y una oleada de placer le llegó cuando sintió la lengua de éste en su cuello, rompiendo el beso, imaginó lo placentero que serian esas largas lambidas en otro lado, con ese pensamiento apresuró las cosas, manoseó la parte trasera de su pareja con más énfasis.

De la otra parte, Hijikata se encontraba disfrutando de los movimientos sin descaro del yorozuya. Soltó un sonoro gemido al sentir entrar un dedo, preocupando al otro pero al ver que era de placer, prosiguió a meter otro dedo, los sacaba y metía, Hijikata buscaba más contacto y un tercer dedo entró en el tocando un punto delicioso, el placer de los dedos estimulando su próstata, el sonido que hacían al entrar a la humedad cavidad, lo llevó al orgasmo. Estiró la cabeza hacia atrás y dejó escapar un grito -¡Gin-gintoki! nngh-

Las mejillas sonrojadas, la respiración entrecortada y labios semi abiertos dejando escapar hilos de saliva, eran las reacciones favoritas de Gintoki, solo él podía ver ese lado erótico del vice comandante demonio. Su erección ya dolía, ¡Mierda! lo quiero meter ya... pensaba desesperado.
El pelinegro ya con la respiración estable se quedó viendo con deseo la parte punzante del yukata de Gin-san. Y éste no pudo aguantar más.

Ambos se habían despojado por completo de sus prendas, ver la erección de Gintoki, ruborizó a Hijikata. ¿Eso va a entrar en mi? pensó ansioso, y aunque ya lo hicieron antes, estaba nervioso. Sintió cómo fue dado vuelta.

-E-espera idiot- ¡ahh!- Gintoki rozaba deliciosamente su pene en la entrada ya preparada del pelinegro.
El miembro dotado de un buen largo y grosor, ya duro metía la punta y la sacaba. Era tanto el placer que el líquido pre seminal comenzaba a salir. Le separó las nalgas a Hijikata, se aseguró de lubricarlo con su pre semen antes de entrar.

- Voy a meterlo - Dijo en el oído del otro, y sin recibir respuesta entró en él. Comenzó con unas lentas embestidas que iban subiendo en ritmo y profundidad. La calidez de las estrechas paredes hacían al Peli plateado delirar de placer, si seguía así se vendría y sería la burla del Mayora, por precoz.
Aferró sus manos en las caderas del otro, atrayendo el cuerpo al suyo, se escuchaba el sonido húmedo de la pelvis y las nalgas de ambos chocar, cosa que los excitaba, y los gemidos.

- A-ahh Gin...¡más!- Rogaba deliciosamente Hijikata, mientras estimulaba su propia erección.
Éste se encontraba sobre el escritorio dándole una exitante vista de su trasero al albino, el cual gruñía de placer. Tenía el rostro apoyado totalmente sobre el escritorio y el papeleo del Shinsengumi. Sus uñas arañaban los costados de madera busbqco de donde aferrarse y aguantar las fuertes embestidas.
Gintoki lo dió vuelta, quería ver el rostro sonrojado y con lágrimas de placer de su amante, quería ver su rostro pidiéndole más, rogandole que siguiera, aguantando su orgullo.

Hijikata sintió como su próstata era estimulada, dejándolo apenas formular las palabras. -¡Ah! me voy a venir..nngh-. Gintoki lo escuchó y aumentó las embestidas, él también estaba en el límite, fueron más brutales y dejaron de estar coordinadas, clavó su mirada en Hijikata, siendo correspondido y juntaron sus bocas, en un beso de necesidad.
Unas pocas embestidas bastaron para acabar los dos al mismo tiempo. Gintoki acabó dentro de Hijikata llenandolo de su esencia, se vino cuando las paredes del otro lo apretaron deliciosamente. Cuando salió de la dilatada entrada del pelinegro se quedó mirando la escena de su semen cayendo de esta, una escena que le excitaba y se relamió los labios con su entrepierna semi erecta. Hijikata lo notó y se excitó.

-¿Segunda ronda?- Preguntó de una forma pícara el Mayora, y sí, el permanente natural no se negó, acto seguido atacó los labios de su amante con deseo.

Hijikata se subió a los muslos del otro, preparándose para meter el miembro ya duro del albino, pero escuchó el ruido de una explosión, más bien de una bazuca, que lo interrumpió. Hubo pasos y otra explosión en la puerta.



-Hijibaka-san, Katsura se está moviendo. Date prisa y muere Hijiba-- Oh, hola Danna.- Y Sougo se fue, dejando a un Hijikata rojo de la vergüenza y un divertido Gintoki, que le parecía de lo más gracioso la situación.

-¡Te voy a matar Gintoki! ¡Largo de aquí!- Y el pobre albino salió corriendo de la habitación antes de que un lapicero se le clavara en la cabeza.





Después aprendieron a ir a un Motel xD

Fin.
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