Había una vez
Una chica solitaria
tímida
triste
- tomaba asiento en la ultima fila del bus, luego sacaba sus audífonos y se concentraba en lo que pasaba por aquella ventana, mirando ese mundo que pasaba rápido frente sus ojo.
Yo la miraba y siempre era igual ,subía sin ver a nadie mientras que yo quería que me hubiese mirado, era solitaria mientras que yo hubiera dado todo por ser solo su amigo, a veces la miraba de reojo y veía como corrían las lágrimas por su hermoso rostro mientras que yo moría por dentro al verla sufrir, a veces la veía leyendo un libro el cual nunca supe su nombre pero lo que si supe que lo releía una y otra vez mientras la miraba.
La rutina siempre se repetía, pero yo me alegraba de verla en el ultimo asiento todos los días. Por ella no faltaba a clases, por ella yo era feliz, por ella yo deseaba que el fin de semana fuera corto para volver a verla el lunes, por ella hubiera dado mi vida.
Aunque ella no sabia de mi existencia yo la quería.
Aunque ella nunca me vio yo la adoraba.
Aunque ella nunca se dio cuenta de aquel chico que se sentaba a su lado estaba profundamente enamorado de ella sin siquiera saber su nombre, yo la amaba.
Recuerdo que ella siempre llevaba sweaters que tapaban sus muñecas.
Recuerdo que cada día se veía mas delgada.
Recuerdo que siempre ocultaba con su largo cabello su hermoso rostro.
Recuerdo que pintaba de negro sus uñas combinándolas con su ropa.
Recuerdo que los días de lluvia lloraba.
Recuerdo...
Mi abuela decía que todos nacimos para morir, que la vida era como un sueño pero ahora se que también puede ser una pesadilla. Para ella era una pesadilla su vida era una verdadera pesadilla su mente le sego los ojos y no encontró escapatoria, su mente tapó sus oídos y no escuchó ayuda alguna, su mente manipulo sus sentidos hasta volverla sin un corazón, su mente y la sociedad terminaron con su vida y despertó de ese sueño que mas bien fue una pesadilla para aquella chica.
Aquella chica se sentaba junto a mi mientras que en su mente se repetían los miles de insultos que la sociedad le decía.
Aquella chica que no comía por días al verse gorda frente al espejo.
Aquella chica que en sus muñecas las traía tan lastimadas como su lastimado corazón.
Aquella chica que ya cansada de su pesadilla tomo su navaja y cumplió su deseo.
Morir.
Miro y esta su asiento vacío
tan vacío como lo esta mi corazón.