Capitulo 18

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Una punzada de dolor en la cabeza fue lo que provocó que Harry despertara del profundo sueño en el que había caído desde la madrugada.
  
Gruñó al recordar que había logrado dormirse hasta muy tarde y entendió que esa era probablemente la razón detrás de su migraña.
  
A la vez, recordó que se había dormido abrazando al joven esclavo y una sonrisa escapó en sus labios.
  
Olvidando su migraña, palpó su cama aun con los ojos cerrados buscando el cuerpo caliente de Louis, pero su frente se arrugó al no encontrarlo.
  
Un poco asustado, Harry abrió los ojos y su miedo se intensificó al no ver al esclavo por ninguna parte.
  
Salió disparado de su cama, enredándose en las cobijas y casi cayendo sobre su cara. Sin siquiera preocuparse por eso, corrió al baño y abrió la puerta de golpe y sintió como su respiración se agitaba al no encontrar al menor allí dentro.
  
En modo pánico, abrió de golpe la puerta de su habitación y bajó corriendo las escaleras, saltándose algunas y resbalando en otras, pero nada lo iba a detener en ese momento.
  
Mientras bajaba, pudo escuchar movimiento en la cocina y supuso que era su madre, así que corrió en dirección a ella.
   
"¡¡Mamá!!" gritó cuando estaba cerca de la puerta y le dio un empujón a aquella, provocando que golpeara la pared en un golpe seco. "¡¡Louis no está mamá, ayúdame a encont—!!"
  
Harry se interrumpió al ver el par de ojos que lo miraban preocupados y asustados dentro de la cocina. Sus ojos inmediatamente se clavaron en Louis, quien tenía un poco de harina en su mejilla y tenía un delantal negro atado a su cuerpo. El ojiazul lo miraba asustado y con los ojos abiertos como platos.
  
"Señor, ¿se encuentra bien?" preguntó Louis preocupado y se sorprendió al ver a su dueño caminar de manera acelerada hacia él. "¿S-Señor—?"
   
La pregunta murió en la boca de Louis cuando Harry lo tomó de los hombros y lo pegó a su cuerpo, envolviendolo en un abrazo y haciendo encajar la cara del ojiazul contra su cuello.
   
Louis podía sentir la respiración agitada de su dueño sobre su mejilla y siguiendo sus instintos, alzó sus manos llenas de harina y las posó sobre la espalda de su Harry.
   
"Creí que te habían llevado..." susurró Harry de manera que solo Louis lo pudiera escuchar y el ojiazul sintió como se formaba un nudo en su garganta al escuchar lo quebrada que salía la voz de su dueño.
  
Louis se sintió aun peor al darse cuenta de que había sido su culpa que Harry se preocupara de esa manera. Si no se hubiera levantado sin avisar...
   
"Lo siento, Señor." murmuró Louis contra el cuello de su Harry. "Y-Yo solo quería sorprenderlo con un desayuno, lo sien—"
   
"No pequeño, no te disculpes." interrumpió Harry al menor y se separó un poco del abrazo para poder mirarlo a los ojos. Su corazón se derritió al ver el minúsculo puchero en los labios del menor. "Me preocupé mucho, pero no te disculpes."
   
Louis sintió como un calor invadía su cuerpo... su Harry se preocupaba por él.
  
"Le prometo que el desayuno está rico." dijo Louis sonriendo de nuevo y Harry sonrió con él. "Lo preparé con mucho cariño y la Dama me ayudó." Louis se separó del abrazo y señaló a la pila de panqueques con chispas de chocolate que había hecho. "¡Mire, son sus favoritos!"
   
Al verlo tan emocionado por algo tan pequeño, Harry lo volvió a atraer hacia su cuerpo y lo apretó en un abrazo.
  
"Gracias pequeño, se ven deliciosos." dijo y dejó un beso sobre la cabeza del joven esclavo.
  
Louis se sonrojó por la manera en que Harry lo había empezado a llamar y se acurrucó un poco más en el pecho de su poseedor. Harry suspiró al sentir la manera tan perfecta en que el menor calzaba entre sus brazos.
  
"¿Cómo amaneciste?" preguntó la madre de Harry, sacándolo de la burbuja de perfección en la que se había perdido. Sin soltar al menor, alzó su mirada y la miró directo a los ojos, sonriendo al verla a ella sonreir.
  
"Con un pequeño dolor de cabeza, pero nada grave así que—" empezó a responder Harry pero se vio interrumpido al Louis separarse rápidamente del abrazo.
   
"¡Yo puedo traerle una pastilla, S—...Harry!" exclamó Louis emocionado y se sintió orgulloso al poder cambiar el "Señor" por "Harry".
   
"Te lo agradecería, pequeño." respondió Harry con una sonrisa y Louis caminó emocionado hacia el baño de la habitación, ya que ahí había visto las pastillas.
  
Harry lo miró con ternura al alejarse y de nuevo la voz de su madre lo devolvió a la realidad.
  
"Realmente no quiero romper con este momento tan bonito." dijo su madre en un murmuro amargo y Harry la miró confundido. "Pero esta mañana llamaron del C.A.E y mañana tendrás que ir y llevar a Louis contigo."
  
"¿¿Qué...?? No, mamá." respondió Harry alterado. "No. No voy a permitir que mi Louis vuelva a poner un pie en ese asqueroso lugar."
   
"Si no lo haces, vendrán aquí a llevárselo." respondió su madre manteniendo la calma e ignorando deliberadamente el hecho de que Harry había llamado a su esclavo "mi Louis "; esa era una conversación que tendrían otro día. Harry empezó a negarse de nuevo, así que siguió. "Escúchame. A Louis lo devolvieron por no seguir órdenes, así que lo único que te van a preguntar es que si el chico está cumpliendo tus órdenes o no. Eso es todo."
    
"¿Estás segura?" preguntó Harry después de quedarse pensándolo unos instantes y su madre asintió. "Bien."
  
En ese momento, Louis entró por la puerta emocionado porque traía las pastillas en sus manos y Harry sonrió al verlo tan vivo.
  
Prefería llevarlo él y responder a un par de preguntas en lugar de que llegaran a su casa para arrebatarle al chico.
   
Nunca nadie quitaría a Louis de su lado.
    
      

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