Uɴᴀ ᴍᴀʟᴅɪᴛᴀ ɪɴᴄᴏᴍᴏᴅɪᴅᴀᴅ

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Un cuerpo se movía rápidamente por la gran cancha de basketball que se encontraba en el Instituto. Este chico hacía rebotes con el balón mientras se desplazaba hábilmente por el lugar, logrando verse como alguien experto en el deporte.

A decir verdad era uno de los mejores jugadores del equipo. Este grandioso atleta era llamado Dario.

El chico de piel moreno y pelo castaño se la pasaba siempre por las tardes entrenando su deporte favorito, era algo que le caracterizaba además de tener un buen físico.

Este ahora llevaba una camiseta sin mangas color blanco, dando a conocer sus ya tonificados músculos aunque también llevaba un pantalón corto color azul.

Dario de la nada detuvo sus movimientos para hacer un tiro hacia la canasta que tenía enfrente pero desgraciadamente el balón no entró.

Esto hizo enfadar al chico ¿Un error?, claro, se equivocó, eso fue lo que pasó.

El chico se fue detrás del balón para tomarlo entre sus manos y luego de hacer esto, fue a colocarse en su misma posición.

Respiró, calculó y lanzó el balón directo a la canasta, pero...Surprise, falló de nuevo.

- Maldición - se quejó en un susurro jadeante mientras hacía una mueca de enojo.

Dario al estar cansado se inclinó hacia adelante mientras apoyaba sus palmas sudorosas en sus rodillas como apoyo. Unas gotas de sudor se esparcían por su frente, realmente se esforzaba pero ¿Porque no conseguía resultados?

Lentamente el semblante molestó de Dario se relajó al sentir una mirada, una mirada de alguien que lo observaba desde lejos.

Dario hizo a un lado la cabeza para darse cuenta que efectivamente, un chico lo observaba desde las gradas, sentado, como si fuera un expectante. Esto le sorprendió al chico de piel moreno aunque luego una ola de pena se apoderó de él.

Sintió sus mejillas hervir de vergüenza.

¿Pero porque se había puesto así sabiendo que todos lo conocían como un buen jugador?, eso, ahí esta el problema.

Lo conocían como un buen jugador, aquel que no fallaba ningún tiro.

Dario no podía creer que alguien lo estuviera observando ni mucho menos creería que alguien se enteraría de los anteriores tiros fallidos.

Dario se enderezó y la decisión que tomó fue el de ir hacia el chico misterioso.

El castaño al llegar cerca de la gradas y al estar enfrente de aquel chico se dio cuenta de que su pelo era rubio, y eso que tenía una cola de caballo bastante admirable.

- ¿Necesitas algo? - preguntó Dario cruzado de brazos mientras mantenía su mirada hacia el desconocido.

- Para nada, solo que se me hizo interesante tus prácticas de baloncesto - respondió el rubio con un tono de voz bastante dulce y amigable, hasta Dario de manera cliché se preguntó si hablaba con un chico normal o con un ángel.

- Si, bueno, no puedo concentrarme si alguien me esta viendo ¿Sabes?, me incomoda - Dario en verdad esperaba que este chico desconocido se fuera, no era por ser malo pero era cierto, sé ponía muy nervioso a la hora de sentir una mirada mientras este entrenaba.

Era gracioso, ya que al tener un partido con otro equipo se concentraba al 100% sin percibir todas las miradas de los expectantes pero en su entrenamiento, era diferente.

- Fácil, puedes ignorar mi presencia - dijo el chico rubio.

Dario suspiró.

- Hombre, es enserio. No sé que haces aquí pero necesito que te alejes, esto no es asunto tuyo.

Dᴀʀɪᴏ ﹠ GᴀʀʀᴇᴛᴛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora