En Roma todo era aburrido para mí, ya estaba cansada de estar siendo cuidada por Alexander, ya que en la ausencia de mi padre y hermano se hacían bastantes complicadas las cosas para mí. Así que bueno, esta es mi historia.
Soy Kimberly, una adolescente de quince años que ya se considera bastante grandecita como para tener una niñera. Y, aquel sujeto que estoy viendo justo ahora es mi niñero; Alexander. 19 años. Repitió preparatoria. El más cool de toda la secu, el chico de los sueños para muchas chicas, pero para mí... Es un estúpido.
—Kim, creo que necesito ayuda con esto. —escuche venir de la cocina, ruedo los ojos y pienso "¿Qué estupidez habrá hecho ahora?" espero que no haya quemado los ponquecitos porque si es así le gritare hasta que me quede sin voz.
Me levanto quejándome a todo volumen y bajo las escaleras dirigiéndome hasta la cocina en donde encuentro a un Alexander vestido de chef, eso me genera cierta risa por dentro pero la oculto con una gran cara amargada.
—¿Qué hiciste ahora? —pregunto agotada. —Quiero que sepas de que no me hago responsable de las estupideces que hagas en mi casa. —ruedo los ojos.
Observo sus movimientos, está enchufando la licuadora. Tengo el mal presentimiento de que esto terminara en un gran pero gran accidente, ese niño no ha cocinado ni siquiera una arepa.
—Tranquila niñita—ríe. —Te llame porque necesito que me digas como se enciende esta cosa. —dice refiriéndose a la licuadora. —Y no te preocupes, estas en buenas manos.
—¿En buenas manos? —le respondo irónica. —Estoy en manos de un estúpido, y eso te parece buenas manos entonces eso te hace más estúpido aun.
—Estúpido esto, estúpido aquello, estúpido todo —dice haciendo bofas con las manos intentando imitarme. —Solo una cosa te he pedido desde hace diez minutos que llegue ¿Y no puedes hacerlo? Es de mala niña no hacerle caso a su niñero. —dice en tono sarcástico.
Me levanto de la silla y me dirijo hacia donde esta él. Sin mirar gracias a mi orgullo giro el botón de encender y doy tres pasos para llegar a la escalera e irme de una buena vez a mi cuarto a escuchar música a todo volumen. Hasta que algo me detuvo.
¡Estoy toda empapada!
Sabía que esto iba a terminar en algo malo.
Tengo la cara llena de harina para panqueques, el cabello y la ropa. Observo a Alexander, y el esta aun peor que yo. Me limpio la cara y coloque mi cara de "te lo dije"
—¡QUE HICISTE! —grito.
—Ay por favor, es solo un poco de diversión, no te enojes. —dice riendo.
—En buenas manos, si claro. —digo de forma sarcástica y salgo corriendo hasta las escaleras.
Me freno a mitad de camino.
—Espero que te las ingenies para poder limpiar este desastre que TÚ hiciste. — grito y termino de subir.
Luego de subir todo el camino me quito los zapatos que cargaba y me limpio mis pies en la alfombra.
—Que estúpido todo esto. —me digo a mi misma mientras limpio mi rostro.

YOU ARE READING
¡Odio a mi niñero!
HumorKimberly ademas de ser gruñona, es muy hermosa e inconscientemente tiene a todo su colegio a sus pies, pero su actitud odiosa, fría y sarcástica hace que los chicos se alejen de ella. Su vida da giros inesperados cuando sus padres le dan la noticia...