Extra 1

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Uno.

Dos.

Tres.

Cuatro.

Un par de metros más y le doy la quinta vuelta al parque. Mi cuerpo no da para respirar y mover mis piernas al mismo tiempo, pero quiero terminar la vuelta número cinco para sentirme satisfecha conmigo misma, no me perdonaría irme de la ciudad sin antes hacer las diez vueltas completas sin parar. Aún tengo dos meses para hacerlo.

Terminé mi quinta vuelta justo en el árbol donde empecé a trotar hace varios minutos. Mi respiración no podía ser más irregular y mis piernas temblaban como si fuesen a fallarme. Sería muy difícil terminar las diez vueltas considerando que el parque media lo mismo que cuatro cuadras enteras, pero es el último esfuerzo antes de marcharme.

Hoy es mi graduación, ya por fin culminé mi educación básica para comenzar una educación superior, sin embargo no me siento tan motivada como en mi primer año, donde veía tan lejanamente este punto, pero el tiempo había pasado y dentro de pocas horas recibiría mi diploma.

La graduación. El sueño de toda persona que estudia, poder tener un cartón que demuestre que eres suficientemente capaz para saber acerca de temas de básicos e indispensables para desarrollarte dentro de una sociedad. Sin embargo, la idea de que mi diploma cuelgue en la sala de mi casa ya no me llenaba tanto de emoción como antes. Pero soy la primera de mi familia en graduarme, debería sentirme bien, debería estar feliz de hacer sentir orgullo a las personas que más amo.

Todo sería diferente si hace un par de días las cosas no hubiesen cambiado.

Suspiro por un largo rato antes de caminar hacia la casa de mi abuela. Llevo días viviendo en aquel lugar, en parte para pasar más tiempo con esa adorable mujer antes de irme, aunque sé muy en el fondo esa no es la razón: quería seguir viendo a Camila.

Camila.

Cada vez que la recuerdo el corazón se me encoge, siento ganas de correr hacía ella y llorar en su pecho, menos mal mis piernas no resisten más ejercicio, porque de lo contrario ya estaría yendo a toda velocidad hacía ella.

Suspiro hondo viendo como un par de colores naranjas iluminaban el azulado cielo, apenas está amaneciendo y ya no tengo energía para el resto del día, solo quiero dormir y comer algo.

Me detengo unos metros antes de llegar a la casa de mi abuela y miro la calle de enfrente, precisamente en ese balcón donde hacía ya un par de años yo me había roto el brazo. Sonrío con nostalgia. Como olvidar ese momento, gracias a esa loca idea de escalar aquella ventana blanca, Camila y yo jamás nos hubiéramos besado, ni siquiera habríamos sido novias.

¿Por qué las cosas no podían volver a ese momento? ¿Por qué cuando creces las cosas lo complican todo?

Yo solo quiero que las cosas fuesen como antes. Yo solo quiero a Camila. Solo si ella quiere. Pero ella ya no quiere nada de eso.

Recuerdo perfectamente cuando el último día de clases había ido con todas las intenciones de amarla para siempre, de besarla y sentirla como la persona más importante en mi vida. Ella solo...simplemente me terminó.

Increíble. Si de pronto hubiese una señal o aviso de lo que pasaría, una discusión, una pelea, si el viento soplara de lado contrario, un espejo roto o un salero derramado. Pero no, nada de eso sucedió. Era un día cualquiera, a excepción de que tendría mi última clase. A pesar de eso, no había un mensaje subliminal que me dijese que iba a perder al amor de mi vida.

"Ya no siento lo mismo"

Me contestó eso luego de preguntar por qué me terminaba. Esa frase se me taladra una y otra vez en la cabeza. ¿Qué significa eso? Y la manera tan seca de decirlo, pensé que era una broma de mal gusto, pero no, ella en serio me había dejado.

Sólo si ella quiere (Camren-OneShot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora