Mundos Imaginarios

Mientras lentamente Andrea se adentraba en la bañera, en su mente no había espacio para nada más que para los sueños que siempre quiso cumplir.

Esos mundos de fantasía que  desde pequeña ideó. Donde ella siempre era feliz y estaba con una sonrisa en su rostro. Viviendo historias de amor o de aventura, de magia o de alegría. Donde todos sus sueños de niña se hacían realidad. Ese mundo donde gozaba de  cariño, libertad, diversión y todo lo que necesitaba. Donde podía ser la cantante de un grupo o la actriz principal de una serie, la mejor deportista o una medico,  daba igual, con tal de que fuera feliz.

Sintiendo como el agua de la bañera comenzaba a enfriarse,  se concentró  solo en ver como sus sueños más grandes se realizaban. Como era la mejor hija, como sus padres la querían, como lograba graduarse, como obtenía su titulo,  conocía al amor de su vida y tenia unos hijos preciosos que la querían y como desarrollaba su pasión. Como era féliz.

Y, mientras por su cabeza pasaban todos estos pensamientos, ella, con una sonrisa en su rostro, pasaba una afilada hoja de afeitar lo más profundo que podía sobre sus venas.