Capitulo 1
Déjame contarte algo
Para iniciar, déjame contarte un poco de mi historia.
Nada emocionante, solo he sido un chico normal, de una familia normal, de una ciudad normal… bueno como sea esto en si no importa. El caso es que a lo largo de mi vida escolar jamás había tenido ese interés por tener una relación. Prefería estar sentado en un rincón de mi clase tomando apuntes (realmente ignoraba todo lo de mi alrededor) que hablar y relacionarme con mis compañeros.
En consecuencia, tampoco me había interesado tener una relación amorosa, se podría decir que no tenía bien definido mi orientación sexual. Las chicas no se fijaban en mí y para ser honesto no me interesaban tampoco. Quizás era por estar alejado, digo, aunque no sea un actor de dorama coreano tampoco soy feo como un dolor de muelas.
En fin, no tuve un interesante camino a través de la escuela, nunca fui invitado a una fiesta o a salir con amigos (no tenía a nadie que me invitara). Ahora que lo pienso bien… ¡Maldita sea! Porque no fui un poco más sociable… como sea, esto es solo una pequeña introducción de mi patética vida.
Termine mi escuela, ahora me dirigía a la universidad, pensaba que iba a ser igual al colegio, en otras palabras, otra patética y miserable vida. Bueno, fuera como fuera no me iba a quedar en mi ciudad estudiando, había esperado 11 malditos años para largarme de mi ciudad y no iba a perder esta oportunidad. Mis padres son un poco relajados, aun así cuando les dije que quería estudiar música, casi me cortan la cabeza (supongo que esperaban que estudiara algo relacionado con la medicina, como mi hermano mayor). Al final lo aceptaron y me dejaron salir del nido. Estaba emocionado, iba a vivir solo por primera vez en mi vida en una ciudad que estaba realmente lejos de mi ciudad natal, no podría ser mejor. Decidí que en mi primer semestre iba a vivir en una casa que alojaba estudiantes, tú sabes, para acostumbrarme a la vida y el ritmo de la nueva ciudad.
Aquí es donde comienza lo realmente interesante.
Al principio comencé a vivir con un viejo compañero de colegio en mis últimos años (no fue una decisión unánime, pero él no tenía donde vivir y la verdad no soy tan malo, también lo hice para ahorrar un poco de dinero), dormíamos en un camarote y compartíamos una habitación que era como de 2x4 metros, pensaba que dos chicos de 17 años viviendo solos en una habitación seria como vivir en un chiquero, y en parte no me equivoque pero no estaba mal, era divertido de echo.
Los que estaban en el alojamiento, la mayoría eran de semestres muy superiores a los nuestros, la verdad mi compañero y yo éramos los únicos nuevos dentro de la casa. La casa era administrada, por así decirlo, por una familia: la abuela, Rosa, que era la que administraba el dinero, la madre, Paulina, que hacia todo lo que tenía que ver con el aseo y las comidas y la hija, Viviana, que en realidad era una colegiala con tanto talento como una piedra; Ah también la pequeña bebe, Camila, que era la ternura ambulante.
Mis desventuras comenzaron realmente con esta familia, pero eso será más adelante.
Comencé las clases y todo iba bien, me llevaba bien con mis compañeros y profesores, también me llevaba bien con chicos de otras carreras, mis clases interesantes y aprendía mucho. En particular me gustaba una clase, una clase bastante dinámica y divertida, y el profesor muy abierto hacia sus estudiantes.
En esa clase estaba ella, esa chica bonita y muy amigable, no paso mucho antes de llevarme bien con ella y su grupo de amigos de su carrera, después de todo compartíamos muchos gustos, en sí, éramos un grupo de otakus. Esto, es mi realización, al fin tenía amigos, aquellos con los que podía hablar libremente de mis gustos y reírme de cosas tontas con ellos.
En la casa todo iba bien, también me llevaba bien con los otros inquilinos y con la familia, las cosas con mi compañero de cuarto iban bien, incluso llegamos a hacernos bastante amigos y se llevaba bien con mis compañeros de carrera, al parecer mi vida en estos momentos no podía ser mejor, todo estaba marchando bien.
Paso el tiempo y todo seguía yendo bastante bien, logre hacer una relación de amistad bastante grande con Viviana aunque fuese menor que yo por 3 años, hablo de esa amistad con bullying de por medio. La pequeña Camila tomo un gran cariño hacia mí, incluso Paulina y Rosa empezaron a decir que yo era como el padre de Camila, incluso la pequeña lloraba cuando no la cargaba y cosas por el estilo.
No tenía ninguna queja, todo marchaba como lo esperaba, buenas notas y buenas relaciones, pero creo que una de esas relaciones fue más lejos de lo que había planeado, o más bien, fue más lejos de lo que me había enterado.

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Dos al Lado y una Arriba
Teen FictionSantiago nos cuenta su divertida y trágica historia de vida que la verdad no tiene nada de diferente a un universitario normal Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia