j o a q u i n

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Ludmila:

No sé porque hago esto. Sólo lo hago y ya. No sé porque escribo esto.

Perdón por todo. Por las lágrimas que derramaste por mí. Por las discusiones que sufriste por mí. Estoy en acá, en mi habitación. Agustín duerme, Ayelen duerme, mis papás duermen. Pero yo no.

Hoy te vi.

Salías de tu secundaria, sonriendo y hablando con un chico de ojos marrones. Pero no eran bonitos como los tuyos.

Antes de cruzar la avenida, te giraste y le diste un beso en la mejilla. El sonrió. Te fuiste.

Y yo me quedé ahí, mirando como el te veía hasta desaparecer de su campo de vista.

Lo siento.

LudmilaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora