Los humanos aman...

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Los humanos aman de forma egoísta.

Así lo piensa Kakubiel mientras ve a Al ser olvidada por Adán a pesar de su intenso amor.

¿Acaso Al tiene la culpa de que Dios la haya hecho un espiritu de fuego? ¿Acaso es culpable de que haya hecho a Adán de barro y su piel sensible se hiera ante los abrazos de la primer criatura que le ha amado?

Al cuida de Adán aún por encima de su propio bienestar.

Mantiene sus llamas encendidas por la noche para darle calor y su luz brillando para alejar a los predadores.

Al caza para Adán y le deja cocinar la carne en su piel de fuego.

Pero Adán, pobre, delicado humano, no es capaz de soportar la intensidad del calor y el amor de Al.

No la considera una compañera, si no una posesión, hecha únicamente para brindarle bienestar. Es por eso que cuando ya no soporta más las quemaduras de sus abrazos en la piel, le pide a Dios deshacerse de ella.

Y Dios, que siempre ha tenido favoritismos, nunca le ha negado nada a Adán.

Así, la desdichada de Al queda recluida en una cueva, olvidada como la primer criatura que fue compañera de Adán. En algunos años, apenas se le mencionará en algunos textos olvidados, sin darle siquiera la importancia de haber cuidado durante tanto tiempo del humano.

Kakubiel aprende que los humanos aman de una forma egoísta.

*_*_*_*

Los humanos aman de una forma apasionada.

Mientras ve a Lillith y Adán enredados en aquel profundo abrazo, Kakubiel se pregunta por vez primera qué se sentira el calor de otro cuerpo.

Las expresiones de placer de Adán son envidiables. ¿Qué pensamientos atraviesan tu mente, pequeño humano, mientras tu segunda compañera te hace suyo?

Porque no son como las bestias que sólo se aparean para dejar descendencia, hay algo más.

Algo que hasta el momento no tiene nombre en el paraíso, pero que muy pronto se sabrá como se llama.

Hay placer.

Cerca de él, Kakubiel escucha las ramas de otro árbol al moverse y su mirada se cruza por un instante con la de otro ángel. Kakubiel sonríe. El otro ángel se sonroja y desvía la mirada.

Ambos contemplan a Lillith y Adán entregarse nuevamente a las mieles del placer, explorando sus cuerpos mutuamente, aprendiendo hasta donde son capaces de llevarse uno al otro.

Por un momento, Kakubiel se pregunta si acaso los ángeles son capaces de sentir placer.

¿Los ángeles pueden amar de manera apasionada?

*_*_*_*_*

Amar...

Los ángeles son más que capaces de amar.

De hecho, es prácticamente su única función en la creación.

Son seres hechos de amor, amados por Dios y creados para amarle y a todas sus demás criaturas.

Pero la forma de amar de los ángeles es tan plana, tan mandatoria, que a veces se siente más como una inercia que como un sentimiento verdadero.

Todos los ángeles se aman entre sí. Sería absurdo pensar de otra manera entre sí, pues todos son hermanos.

Pero Kakubiel se descubre a sí mismo cuestionando el amor que Dios les ha entregado conforme empieza a acercarse a uno de sus hermanos.

Azirafel es su nombre y es el mismo ángel de mirada amable que descubrió espiando a Lillith y Adán la misma noche que lo hizo.

Los humanos aman...Where stories live. Discover now