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No se escuchaba nada. Absolutamente nada. Solo silencio. Un tranquilo silencio que llenaba la estancia. Y era tarde. Muy tarde. Demasiado tarde. 
Solo una persona podía estar despierta a tan altas horas de la mañana dando tumbos por los pasillos, haciendo sonar sus pesadas botas por el suelo metálico.
La puerta se abrió de golpe.

-¡Arriba cadetes!- la muchacha se levantó de un salto y comenzó a vestirse rápidamente. Cinco minutos después estaba vestida, firme y en el pasillo, junto a sus compañeros, cada uno delante de la puerta de su cuarto, esperando órdenes.

El comandante se paseó varias veces por el pasillo, con las manos detrás de la espalda. De repente se paró en seco.
-Cadetes C1, Furd; C2, Sonni; C3, Eihr; C4, Rush. Acabo de recibir un comunicado desde la central. Se ha producido otra revuelta en la Plaza Principal. Usan un fusil de asalto SIMA FAD. Aproximación de 7 personas implicadas. Se ordena utilizar el gas tóxico CS-.
Los cadetes asintieron y, sin decir palabra, se dirigieron hacia sus naves individuales, se colocaron el casco, arrancaron el propulsor de sus naves y se encaminaron a la Nave Central.

-C1 a las demás unidades. Efectuaremos la estrategia Z63-.

-C2. Confirmado-.

-C3. Confirmado-.

-C4. Confirmado-.

-C1. Preparados para aterrizar. Eviten a los inocentes-.

Una gran esfera de metal se alzaba sobre las insignificantes naves. Una cavidad de ésta se abrió, y pudieron aterrizar suavemente en el interior.
Cada cadete cogió su máscara de gas y el traje especial, equipado con los tanques del gas CS y el dispensador de gases.

-C1. Nos veremos en la central- dicho esto, los cuatro se separaron.

Eihr no tenía miedo. Había hecho esto muchas veces antes. Estrategia Z63: cada cadete debía colocarse en un extremo de la estancia, formando un rombo. Dada la señal, solo tenían que rotar hacia la derecha en círculos, rodeando a los maleantes, acercándose poco a poco hasta estar a 40m. Presionar el gatillo del dispensador, correr hacia ellos y colocarles las esposas de brazos.
La muchacha corría por los sinuosos pasillos de la nave, procurando no equivocarse de camino. Una hora después consiguió llegar hasta las puertas de la Plaza Principal. Se asomó discretamente. Si, ahí estaban. Efectivamente, un fusil de asalto SIMA FAD por cada uno de los siete hombres. No había nadie más. Habían sido evacuados.
Eihr se agachó y fue arrastrándose cuidadosamente por el suelo, procurando no ser vista. Se escondió detrás de una columna y cargó el dispensador.

-C3 en posición. Puerta nº 12- dijo en un susurro. Esperó una respuesta.

-C2 en posición. Puerta nº 6-.

-C1 en posición. Puerta nº9-.

-C4 en posición. Puerta nº 3-.

-Carguen-.

Con sumo cuidado Eirh asomó la cabeza hacia su izquierda. C2 le devolvió la mirada y levantó el pulgar.

-Ahora-.

Los cadetes comenzaron a correr, provocando la confusión en el grupo de maleantes, quienes empezaron a disparar sin sentido, aterrados. Seguían corriendo y acercándose poco a poco. Exactamente cuando los cuatro estuvieron a los 40m simultaneamente, C1 gritó: -¡Fuego!
Eihr apretó el gatillo mientras continuaba corriendo a la vez que sus compañeros. El gas incoloro se propagó por toda la habitación.
Antes de que se dieran cuenta, los criminales estaban con los brazos esposados y completamente reducidos. Todo había salido como se esperaba.

Más tarde llegaron el coronel y la policía del área. Los cuatro cadetes estaban firmes y en fila.

-Buen trabajo- dijo el general con firmeza. Los cuatro compañeros hicieron el saludo oficial y observaron cómo se marchaban la policía, su superior y los maleantes. 

C1 fue el primero en quitarse la máscara, y todos le imitaron.

-¿Alguien me acompaña a la jodida cantina? No he desayunado- farfulló Rush.

-Nadie ha desayunado- contestó Sonni de mala manera, poniendo énfasis en la primera palabra.

-No me lo recuerdes- gruñó la joven Eihr, agarrándose el estómago.

-Me apunto- dijo Furd, con una ancha y alegre sonrisa.

Se dirigieron a las cuatro naves y despegaron hacia el Cuartel General.

Al aterrizar, ya en el interior de la nave, se quitaron el traje especial. Fueron a través de los sinuosos y estrechos pasillos  del Cuartel, golpeando el suelo metálico con sus botas. Al llegar a las grandes puertas de metal pesado de la cantina, las empujaron y un olor a comida inundó sus fosas nasales. La gran estancia estaba llena de mesas ocupadas por otros grupos de cadetes que almorzaban en compañía.

Se acercaron a la barra, cogieron una bandeja de plástico e hicieron el recorrido por toda la cantina, llenando sus platos de comida. Acto seguido se acomodaron en una de las mesas.

-Esta comida parece mierda de perro- se quejó Rush, revolviendo sus gachas de trigo.

-Pues entonces a mi me gusta la mierda de perro- contestó Sonni, deborando una lata de judías congeladas.

-¿Eihr? Eh, ¿dónde está Eihr?- observó Furd, recorriendo la cantina con la mirada.

Pero Eihr, aunque había dejado su bandeja en la mesa, se había ausentado un momento para abrirse paso entre la multitud y acercarse a una ventana. Todas esas estrellas que ahora brillaban, pero que probablemente estuvieran muertas, todos esos planetas lejanos, la infinidad de esa oscuridad que la rodeaba. Y la Tierra, antiguo lugar donde habitaban los humanos...

La muchacha ansiaba saber más sobre ese planeta en el que habría vivido de no ser por aquel incidente del que nadie habla, ni siquiera sus superiores. Había oído hablar del mar azul, del aire fresco, del sentimiento de libertad, de las naciones y los países. La joven cadete deseaba saber más sobre esa esfera que podría haber sido su hogar, quería pisar el suelo sobre el que los humanos vivieron durante siglos. Pero eso era imposible. La Tierra era inhabitable.

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⏰ Última actualización: Nov 14, 2014 ⏰

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