Cosos 8-Sept

21 0 0
                                    

A veces quisiera simplemente desaparecer, desaparecer de todo y de todos, darte la espalda, lejos...

Juega conmigo dándome un beso, arañando mi espalda, comiéndote mis hombros y mi cuello, grita de placer cada que te acaricie, y entonces, solo entonces, te mirare a los ojos y notaras en mi ese éxtasis que solo un hombre enamorado puede tener, dichosos sean los que logran llegar ahí porque de ellos será el reino de las fantasías y, sus fantasías dejaran de serlo para convertirse en realidad. Abre la boca y di mi nombre porque tú eres la única que puede hacerlo sin que se escuche soso y estúpido, y sé que cuando leas estas letras sonreirás porque eso solías hacer. Mataría por ver tu sonrisa de nuevo aquella sonrisa tan perfecta, tan maravillosa, que me hacía pensar miles de cosas, miles de aventuras, miles de te quiero y unos cuantos te amo, que como el fuego queman, pero es tan delicioso el ardor, que no me atrevo a decirte que no, NO, NO, NO, porque si digo que no, estaría jugando a hacerme el muy machista. Tu eres perfecta con tus imperfecciones y aunque pienses que estoy loco de remate, ME ENCANTAS TAL Y COMO ERES.

Cada tarde tomo el camión de siempre suelo viajar al centro de la ciudad, sabes a la perfección que me agradan las ciudades pero acorde a mi típico estado disociativo también las odio inmensamente. Cuando viajo, pienso y a veces vuelo, porque no estoy aquí, es mi cuerpo quien se queda aquí, en este lugar de porquería del cual sería rey si quisiera, pero no quiero. Cuando vuelo, miro a toda la gente tan vacía caminar como viles zombies, buscando un cerebro que comer y es que es tan difícil encontrar uno en estos tiempos, por eso Vuelo y cuando me canso me tiro sobre el pasto y comienzo a imaginar lo que hubiera sido y entonces te imagino desnuda en mi cama con tu piel tan blanca con tus lindos pechos y tu lindo trasero, me aventuro a imaginar todas y cada una de las cosas que podría hacerte y que tu podrías hacerme, además de lo que podríamos hacernos y entonces no quiero volver de mi trance, porque eres mía, vivimos en los sueños. Cuando no puedo más corro contra el viento y te imagino mirándome a unos cuantos metros sonriendo, de cómo agito mis alas tan desesperado, sabes lo que me cuesta comenzar las cosas, e inicio el vuelo, un vuelo que tal vez nunca termine y cuando termina, regreso de un golpe a aquel cuerpo que es, pero no es mío y abrazo mi libro y me doy cuenta que vivimos entre los sueños.

CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora