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La noche era fría, el viento quemaba mi piel, mis pies descalzos hacían contacto con el suelo, produciendo que, en cada paso, una corriente eléctrica recorría mi cuerpo de pies a cabeza Sin embargo, no me detuve

Tenía que averiguarlo, ¿Qué era eso que tanto me atormentaba día y noche? ¿Por qué lo hacía? ¿tenia la culpa de lo que me estaba pasando? ¿todas las tragedias en mi vida, fueron por mi causa?

No podía seguir con esta angustia que me carcomía por dentro, no podía seguir con el dolor en el pecho. Pensar que la muerte de mi pequeña fue mi culpa No, eso no podía ser cierto, yo la amaba, al igual que a mi madre, yo no podía ser la asesina de ellas

Estaba tan sumida en mis pensamientos que, de un momento a otro, una rama me hizo caer

Al levantar la vista, vi unas sombras familiares para mi

Tal vez estoy loca, o el golpe en mi cabeza fue muy fuerte, pero Eran ellas

Mi madre, con mi pequeña Alice en sus brazos, recién nacida. Ambas sonriéndome de manera tranquilizadora

Detrás de ella, se aproximaba un hombre, a paso rápido, vestía de jardinero

Al pasar por el lugar en que se encontraba mi madre, no la rodeo, sino que la traspaso, y como si de aire se tratara, se espumaron

Reconocí al hombre jardinero, era el joven Boris, el encargado del invernadero de mi casa. Mi madre lo contrato para cuidar su hermosa colección de raras y exóticas flores que ella misma compro en sus viajes por el mundo

Al darse cuenta de mi situación, corrió hacia mí para ayudar a pararme-–ya que aun me encontraba en el suelo—pero yo seguía mirando aquel lugar donde, anteriormente, mi madre y mi hija se encontraban, sin despegar la mirada de hay

Boris, me hacía preguntas, que yo no lograba responder, aun no me creía que había visto a mi madre y a mi hijita, al menos sus espíritus.

Al fin, pude pronunciar dos palabras, pero no toda la historia que quería contar

Lo único que Sali de mi boca fue: ¡estaban ahí!

Miré a mi acompañante unos segundos, luego devolví la mirada a aquel lugar

El empleado de mi difunta madre seguia hablándome, yo solo lo veía todo en cámara lenta

Comenzó a tirar de mi brazo para llevarme a mi casa

Yo aun estaba en una especie de trance mirando aquel lugar

Comencé, inconscientemente, a caminar junto a Boris, quien aun me sujetaba el brazo

Dirigí mi vista hacia el camino que, anteriormente, había recorrido, dándole la espalda a donde vi a mi madre

Eché un último vistazo a ese ya mágico lugar

Y la vi otra vez

Se despedía de mano, de mi con la sonrisa que siempre traía plantada en la cara

La misma sonrisa que me dedicaba cuando me decía que todo estará bien

La misma sonrisa que me dio cuando mi perrito Charlie se fue

La misma sonrisa que esforzó al decirme que saldríamos adelante después de que papá murió

Esa hermosa, sencilla y tranquilizadora sonrisa es la que, una vez más, me hacía sentir segura y serena

Después, con mi amada y pequeña Alice en sus brazos, se dio la vuelta para regresar a su descanso eterno

NocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora