Capítulo 1: Contigo.

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Gilda disfruta caminar con Emma en el pequeño bosque que rodea el orfanato, es uno de sus momentos favoritos, ya que puede olvidarse de todos sus problemas, todo gracias a la pequeña de orbes verdes, el día comienza con el desayuno, los niños se reúnen a las mesas, corriendo en desorden, junto con los Tres mayores, formado por Norman, Emma y Ray, el albino llevaba en las manos una tetera que contenía leche caliente, se podía notar demasiado por la tapa abierta, y esta sacaba el delicioso aroma, el más serio traía una canasta de panes, contados para que alcanzara, por último, la pequeña transportaba el azúcar, sabemos que es para la leche, se sentaron, hicieron una oración por la salud de los presentes, y comenzaron a comer, después del paso de las horas salieron al campo.

Todo era como los mismos días anteriores, Don retaba a Norman, Ray se sentaba a leer un libro, y Anna acompañaba a los demás niños menores, minutos más tarde la chica de lentes se acercó a la participante de los Tres mayores, pidiéndole ir a caminar, estaba un poco cansada de correr, y preferiría quedarse con ella ya que se siente segura, la mencionada no dudo ni un segundo, entonces aceptó, ambas se fueron a la izquierda, alejándose de todos, preguntándose como les fue el día, etc.  Gilda tuvo una idea, se detuvo, esto provocando  que Emma también pare, dirigió su mirada hacia ella y la menor se lanzó a hacerle cosquillas, la atacada soltó demasiadas carcajadas, pidiéndole que se detenga, pero siguió, intentó defenderse con fuertes abrazos aún no funcionaba, solo podía esperar a que Gilda se cansara para poder salir de ese "mundo de risas".

— ¡Pff, ja ja! ¡Ya, ya, me rindo! — Decía entre varias carcajadas, con sus manos colocadas en los hombros ajenos, la contraria se detuvo, dejándola soltar suspiros seguidamente.

— Es divertido hacer eso, perdona. — se disculpó con la mano en la nuca.

Las dos siguieron con lo suyo, después de un millón de pisadas sonó la campana, mamá la hacía sonar, todos se reunieron en aquel lugar en donde se encontraba, siempre debía haber un problema, ¿que pasó ahora? Fácil, Conny se tropezó con una de las rocas y se golpeó la frente, todos fijaron su mirada en la rubia, contemplando la escena en donde ella venía mientras lloraba, se acercó a la madre regalándole un cálido abrazo , ella correspondió de forma tranquila.

Se escucharon sonidos fuertes en el pasillo cerca a la habitación de los niños, como si una roca gigante se hubiera caído, la mayoría se asomo para ver, solo era Phill, (el niño moreno de 4 años) estaba intentando agarrar un pedazo de pan, que había dejado uno de los espectadores que intentaba cazar una paloma o ave, y este se encontraba arriba de los estándares.

— ¿quien habrá dejado ese pedazo allí? —se preguntó una.

— no sé, tal vez se le cayó a alguien. —hizo una mirada extrañada.

— Idiota, ¿como se le va a caer a alguien si esta ese lugar muy alto? —le dio sin previo aviso un golpe en la cabeza al que habló antes. 

— Eeh, yo no fui. —Don desvío la mirada ya sintiendo la culpa, porque lo había hecho él, puso ese pedazo de pan arriba de la ventana, con el objetivo de atraer algo interesante, tuvo demasiados intentos fallidos ya que siempre un ave terminaba llevándose el objeto.

Después de demasiadas anécdotas, volvemos con las dos waifus, Emma se sentó a dibujar en una de las mesas que adornaba la habitación, su imaginación la hizo hacer un hermoso paisaje, con todos sus compañeros afuera del orfanato, incluido Isabella, no se olvidó de la gran madre que tenía, era una de sus favoritas —era la única.— hace varios años atrás cada vez que ella tenía una de esas pesadillas la llamaba, su truco para hacerla dormir era contarle un cuento siempre y cuando termine con un final feliz, se trataba de un pequeño conejo que escapaba de unos lobos todas las noches para proteger a su grupo, es decir como una carnada, pero el conejo no lo tomaba así sino como un buen título, al final salía mencionando que el conejo ganó, y sacó a su familia de ese horrible lugar con esto ya todo terminando la historia.

Cuando dejó de recordar pudo sentir como dos manos la rodeaban por la cintura, lo más posible es que sea Norman, así que giró y le dio a esa persona un fuerte abrazo, falló, no era lo que pensaba: Gilda, la menor correspondió el cálido abrazo que le dio Emma, la contraria estaba sorprendida, casi nunca veía a Gilda dando abrazos, pero eso se le quitó de la cabeza fácilmente y aumentó la fuerza al tacto de afecto.

— te gusta abrazarme, ¿eh? — sonrió divertida.

— así me siento más tranquila. —le mostró una sonrisa, aquellas palabras y lo que formó hicieron que Emma se ruborizara hasta las orejas, era una de las primeras veces que sentía eso, pero logró comprender que le gustaba a pesar de que sea algo que sentía primeramente, soltó un gran suspiro y la miró con los ojos entrecerrados mientras sonreía.

[. . .]

Las nueve de la noche, los niños se preparaban para ir a dormir después del agotador día, algunos se tiraron a la cama sin ponerse su pijama, pues salieron a corretear por los pasillos de arriba y abajo, gastando mucho su energía, el albino tomó uno de los libros de Ray para distraerse que se encontraba en las mesas de noche haciendo un pequeño sonido, unos 5 segundos pasados , la puerta hizo un ruido "toc, toc", Norman dejó que pasara, la invitada era la pelinaranja que venía a visitar al albino a su  habitación, recibiendola con una leve sonrisa.

— ¿que tal tu día, Emma? —preguntó de forma principal.

— pues, genial ¿y el tuyo? —devolvió la pregunta, acto seguido poniendo las manos en sus caderas.

— igualmente, Ray y yo estuvimos practicando un poco. —señaló el bosque, se veía muy oscuro gracias a la oscura noche, pero la habitación iluminada hacía que la vista sea más tranquila.

— es bueno que practiques tus habilidades, y más si es con Ray. —le dedicó una sonrisa. — regresaré después, debo mostrarte algo, no sé si te gustará, pero di mi esfuerzo para que te gustara, ¿quieres ver?

— ¡Oh!, ¿en serio? ¡Claro, claro! —dijo ansioso.

— esta bien, ya lo traigo. — Emma se dirigió a la puerta para salir pero justo cuando cerró la puerta y giró para caminar hacia el frente se encontró con Gilda, sus narices se rosaron unos 2 segundos, hasta que la de orbes verdes se alejó. — ¡Hola, Gilda! ¿Que pasa?

— Emma, hola, solo vine a sacar unos documentos. —mintió con tranquilidad, haciendo que ella se la creyera.

— ¿documentos? ¿Para qué?

— . . .Ehm, te lo diré después, por ahora solo debo llevármelos. —Corrió rápido hacia la habitación dejando a Emma sola en los pasillos.

— ¿Qué?

Hola, hola, amigos xd, acabo de publicar mi primera historia de un ship que adoro demasiado, no tengo idea , pero espero que sea de su agrado, ya que no hay muchas historias de esto y sé que algunos paran buscando xd, ¡gracias por tomarse el tiempo de leer! ❤

Atte: tu escritora no favorita.

Disfruto. [Emmilda] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora