hasta que llega el indicado

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Un corazón roto no es fácil de arreglar. Un amor unilateral, siempre termina rompiendo el alma de quien sí amó de verdad. Hay quienes lo han vivido y logran salir adelante, después de mucho tiempo y esfuerzo consiguen superarlo. Hay quienes viven a la sombra de un amor que por más que los lastimara, simplemente quieren seguir en lo mismo, sin importar lo heridos que salgan. Pero hay quienes, a pesar de haberlo superado por completo, le es inevitable no cambiar por completo.

—Lo siento cielo— murmuró sin mucho interés y para sí misma, Astrid, luego de terminar una relación de un par de meses con Eret. Se puso sus lentes de sol y caminó en dirección contraria.

Eret no podía aguantar el llanto, el había recibido las advertencias, sin embargo, no se pudo resistir a los encantos de esa chica que lo hizo tocar el cielo y el infierno. Esa hermosa chica sabía mover las cartas, pues con el corazón hecho trizas, el orgullo derrumbado y su dignidad por los suelos, aun deseaba estar al lado de ese ángel endemoniado.

Astrid por su parte, rememoraba, como siempre hacía, todo lo que había hecho que él cayera a sus pies, Eret, el chico más codiciado de la universidad, y quien no tenía o tiene novia porque nadie es digna de tan increíble hombre. Lástima que quien sí lo fue, solo estaba esperando poder tachar el siguiente nombre de su lista.

Justo en ese momento, el vacío de siempre la invadía, ese vacío que la hacía sentirse débil pero al mismo tiempo, dichosa por poder lograr lo que le hicieron a ella, y darle una lección al sexo "fuerte", para que no hagan lo mismo que le hicieron a ella. Para que la historia no se repita en otra chica de corazón puro.

— ¡Astrid Hofferson!

— Stormfly, que gust…— como era costumbre, no pudo terminar su saludo.

— ¡¿Por qué lo hiciste As?!

— Ya sabes porque, no era suficiente para mí.

— Lo mismo dijiste de Snotlout, Kevin, Kristofher, Irving…

— Ok, ya basta, no me digas la lista que ya tengo yo.

Stormfly, meneó la cabeza negativamente antes de seguir el rumbo de su amiga, sabía que no cambiaría de opinión ni de ideales, pero tenía la esperanza de que algún día pensara bien las cosas que hacía.

Pareciera que Astrid recibiera un sueldo por enamorar a los chicos, así fuera el más difícil de hacerlo caer en las riendas del amor, ella lo lograba, para después romperles el corazón, y claro, dejarlos con una lucha interna entre su dignidad y humillarse para volver a ella.

Al principio, sentía terrible hacerlo pero pasó como a quienes estudian medicina, luego de un tiempo en ver tanta gente morir, las emociones se vuelven casi nulas. Luego de que rompió un par de corazones y jugar con los sentimientos, ya lo vio como algo normal, como algo con lo que debía seguir, quizás el resto de su vida. Si eso lograba su objetivo, lo haría sin importar que.

Y aunque aun no tenía bien claro quién sería su siguiente víctima, lo decidió en el momento en el que el mejor amigo de Storm las llamaba, y venía acompañado de un apuesto chico.

— Storm

La chica la miró con cierto susto, pues conocía muy bien ese tono de decisión, con un toque de gusto y la mueca con intensiones de volverse una sonrisa que bien podría ocupar todo el rostro.

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⏰ Última actualización: Jul 04, 2019 ⏰

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