Gracias a ese día

La mañana empezaba con una pequeña lluvia pero, eso no detendría a un pecoso con sombrilla amarilla ir a su trabajo. Este se encontraba melancólico, ya que en una mañana como esa su madre había fallecido...Justo cuando ese pecoso iba a empezar a trabajar y ayudar a su madre.

El pecoso caminaba por las calles hasta llegar a una cafetería llamada "MightLove".

Si bien el nombre parecía de un lugar romántico, las frases lo arruinaban con algo triste.

"El café es amargo, tan amargo que la mañana es muy silenciosa"

Bien la frases no rimaban pero, bajaban la autoestima de los demás cruelmente y además habían más frases deprimentes.

"La noche llena de sollozos empezó y la mañana con un café lo arregló"

Bien... Necesitaba una persona con más felicidad y mejor autoestima...Como su mejor amiga, sus frases era divertidas y agradables.

"En esta mañana desayunaré, un pan y un café, para sobrevivir todo el santo mes"

"Debería buscar mi verdadero amor, o comprar un café que me de consejos de su querido sabor"

"¿Café o capuchino?, nose...me sacrifico por los dos"

Bien, era mejor que sus frases...

El pecoso suspiró, metiendo la llave en la cerradura, abriendo la cafetería y de paso escuchando unos chillidos.

—¡Deku-kun! ,—se escuchó un grito,—

—Uraraka-san... ,—musitó el pecoso,— por fin llegaste... por un momento pensé que nunca llegarías ,—sonrió el pecoso,—

—Hah...Tuve un problema pero, ya está arreglado ,—le devolvió la sonrisa,—

Los dos callaron unos minutos y se pusieron a preparar los materiales como...Vasos, tapaderas, popotes, café, capuchino, etc. Cuando terminaron el pecoso tosió levemente, asustando a la castaña.

—Deku-kun, ¿Estas bien?

—Seguro tengo tos, puedes comprarme un jarabe, por favor ,—pidió,—

—S-si, no tardó,—grito por último mientras con un giro ninja tomaba su chaqueta y brincaba fuera de la cafetería, sacándole una risa al pecoso,—

El de hebras verdes tarareaba levemente pero, se detuvo a escuchar el timbre de la puerta, miró al frente pero, no vio a nadie, no le tomó importancia y siguió tarareando, y el timbre de bienvenida sonó de nuevo, el pecoso pensó que era su amiga, así que miró al frente pero, no se topó una castaña de ojos avellanas, cachetes regordetes y sonrisa encantadora, si no que se encontró un joven más alto que el pecoso, de cabellos castaños y ojos negros.

—Ha...

—Quiero un café negro, si no hay problema ,—pidió un castaño,—

—ah...yo

La puerta resonó fuertemente, mostrando una castaña agotada.

—¡BakuBully llegó! ,—Exclamó,—

—¿Que...? ,—musitó seguido a toser fuertemente y caer al suelo,—

—Disculpe, ya lo atendemos...,—habló sorprendida,—

—¿El... Esta bien...? ,—Pregunto el castaño, siendo ignorado,—