Segundo sobre: Dorado

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Escrito: 15/07/2019
Publicado: 16/07/2019
Palabras: +400

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¿Es posible pensar en alguien con tan solo ver un color? Al conocerte yo descubrí que si lo es.
¿Sabes porqué? Es que siempre que veo algo dorado pienso en ti.

Cuando veo el sol pienso en ti.
Cuando veo las margaritas pienso en ti.
Cuando veo el amanecer pienso en ti.
Cuando veo la arena de la playa pienso en ti.
Cuando veo los aretes de oro de mi madre también pienso en ti.

Y no es solo que el dorado me recuerda a ti por tu cabello
No, también creo que te pertenece por lo brillante que es.
El dorado... el sol... brilla tanto como tú.

Tú iluminas mi vida tanto como el sol no puede hacerlo.

PD: Espero que se note que estuve leyendo un poco sobre la verdadera poesia y aprendí un par de cosas. Entre ellas: no es obligatorio que contenga rimas. Me ayudó mucho saber eso.
Nada de lo que dije en mi carta anterior y en esta es mentira, Tony. Yo te quiero de verdad y es cierto que iluminas mi vida.
Quizás este "poema" haya quedado muy corto, pero creo que expresa, incluso mucho mejor que el anterior, lo que yo queria expresar.
Eres alguien muy especial, mi dulce Tony.

S.

-- Awww! --. Exclamó Tony al terminar de leer la nueva carta. El anónimo se le hacia verdaderamente muy tierno.

¿Se habia tomado el trabajo de leer sobre la poesia por él? Eso era algo muy dulce y que demostraba cuanto lo queria.

El muchacho sonreia enternecido cuando dirigió su mirada a las cajas con chocolates. Hacia un par de horas habia amanecido pero aún era demasiado temprano para el desayuno... y un chocolate no le haria daño...

Se encogió de hombros y abrió la primer caja. Sus ojos se abrieron de sorpresa, al descubrir que dentro habia bombones con forma de flores y con su relleno favorito: menta.

Ahora podia estar seguro de algo; el anónimo "S" lo conocia y sabia que sus dulces favoritos eran los de menta. O también era posible que solo fuese una coincidencia del destino en la elección del regalo.
De cualquier modo no pensaba desperdiciar tan ricos dulces, así que tomó uno y comenzó a comer.

Mientras saboreaba el dulce sabor del chocolate con una sonrisa, desenvolvió el tercer paquete y sacó el sobre escarlata que este contenia. Dentro, tal como en los anteriores, habia una carta con esa perfecta y cuidada caligrafia que le resultaba tan familiar.
Nuevamente comenzó a leer...

My Sweet TonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora