1.

3.3K 343 280
                                    

Oikawa había comenzado a detestar las fiestas, y estaba completamente convencido de que no iría en aquella ocasión pero Hanamaki y Matsukawa terminaron en su departamento aquella tarde para forzarlo a mover su trasero hasta el armario, colocarse unos jeans ajustados, una camisa blanca y una de sus nuevas chaquetas ligeras. «Oye, te ves bien.» fue lo que dijo Hanamaki antes de tomar las llaves de su auto y abandonar el lugar junto a los otros dos.

El clima comenzaba a ser frío, apenas serían las siente y las luces de los postes comenzaban a iluminar las transitadas calles de la ciudad, una por una. Oikawa de nuevo encendió su celular con las esperanzas de ver por lo menos un mensaje, una sola llamada pero en su lugar encontró treinta llamadas perdidas de sus amigos. De nuevo, apagó el celular, no quería hablar con nadie, nadie que no fuera él.

El camino en el auto no fue para nada silencioso, Hanamaki y Matsukawa no paraban de hacer bromas, gritar, elevar el volumen del estéreo y por supuesto preguntar por Iwaizumi.

-y..¿Cómo está Iwaizumi-san?- Oikawa solo levantó los hombros sin intenciones de responder, llevaban dos meses de no hablar.
-Ya veo...-

Cuando ambos entraron a la Universidad solían llamarse todas las noches, enviarse textos durante el día y pasaban las vacaciones en casa. Ahora en su tercer año todo parecía cambiar de a poco.

-No lo sé. No hemos hablado últimamente.- Habló Oikawa tratando de sonar de lo más calmado. Hanamaki no dijo nada más durante el camino, entendía muy bien la incomodidad del tema.

Cuando llegaron al lugar, Matsukawa fue el primero en descender del auto, Oikawa les siguió por detrás a paso lento. No quería entrar, no quería ver al resto, no tenía ganas de convivir con nadie esa noche. Su cabeza le decía que era una estupidez pensar así pero, solo quería llegar a casa y revisar de nuevo sus mensajes, esperando por una llamada. Necesitaba a Iwaizumi, lo estaba extrañando tanto y eso comenzaba a cambiarlo de a poco.

Las luces neón iban de un lado a otro en tonos azules y violetas, podía sentirse el ambiente meloso con olor a alcohol y perfume en todo el lugar. Oikawa trató de pasar sin que le derramaran algo encima, topando con chicos ebrios y parejas rozando su cuerpo para bailar, afortunadamente pudo pasar sin problemas.

-¡Oikawa-san!- Toruu levantó la mirada tratando de hallar de dónde provenía la voz que lo llamaba, hasta que vio a un "imbécil con sonrisa cínica" agitar su mano a un par de metros de distancia. «Genial.»

-Pensé que no vendrías.- Habló Bokuto apareciendo por detrás de Kuroo en compañía de un joven más bajito que él, de cabello negro y tez pálida.-Estabamos tratando de llamarte pero creo que tu celular estaba apagado.-

-Oh, lo lamento. Mi celular se descargó y olvidé cargarlo de
nuevo.- Mintió, tratando de sonar convincente. Bokuto sonrió entonces tomando de la mano al joven a su lado, acercándolo aún mas a él. Oikawa no lo conocía, trataba de hacer memoria de su cara, pero no podía recordarlo.

-Bueno, tengo que presentarte a alguien. Quizá recuerdes que lo mencionaba mucho, pero ahora más que nunca ¡debes conocerlo!-Kuroo no dijo nada, sólo le dedico una mirada divertida al castaño haciéndose a un lado para que Bokuto pudiera acercarse. Entonces Oikawa lo miró de pies a cabeza, ahora que estaban más cerca pudo apreciar que era de complexión delgada, sus facciones eran finas y sus ojos inexpresivos estaban adornados con unas bellas pestañas. «Vaya.» pensó, sintiendo un poco de envidia.

- Él es Akaashi Keiji, mi novio.- Sonrió Kotaro con tono de superioridad y orgullo.

-Así que tu eres el famoso
"Akaashi".- Keiji lo miró asombrado.- Bokuto hablaba mucho de ti cuando asistíamos al mismo gimnasio, no había día que no hablara de "Akaashi" . Mucho gusto, me llamo Oikawa Toruu.-

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 07, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Termina con tu novia. / Iwaoi /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora