PROLOGO

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En aquel momento el silencio era mi mejor amigo. Demasiadas emociones luchaban por el dominio de mi mente por aquel entonces. Mi único objetivo era alejarme lo máximo de esas voces distantes. Al poco rato, el frío empezaba a subir por mi cuerpo, y como de costumbre, se me olvidaba ponerme las zapatillas. Y parecía que el frío tuviera alma, una fría y obscura alma que me invadía cada vez que iba descalza. La única alma que parecía no quejarse era la que tenía siempre al lado.

La única persona del mundo que compartía esa sensación era mi hermano. Sus ojos verdes estaban atónitos mirando la puerta del armario como si se tratase de una puerta especial, de esas como las de hora de aventuras, pero solo era una puerta, la puerta del armario de nuestra habitación. A veces pensaba en lo delgada y frágil que era esa puerta de madera pero era inimaginable las pequeñas cosas que protegía.

A menudo me preguntaba si de mayor se acordaría de todo aquello. E incluso a veces, prestaba tanta atención a mi hermano que me olvidaba de mis padres. Se sentaba a mi lado, callado, clavando la mirada hacia la puerta sin decir nada, con las piernas cruzadas, sentado como un indio diría mi abuelo. Gato siempre estaba a su lado. Sí, su gato se llama Gato, no podía ser más original. Recuerdo cuando se lo compraron. Él tenía cuatro años y no se decidía por ningún nombre, así que decidió pasear por la tienda de mascotas, se quedó observando un cartel que había colgado en la pared. Decía "Es gato, no un juguete". Aquel cartel contra el maltrato animal nos pareció gracioso, porque había un error ortográfico. Se habían dejado el "un". Así que "es gato" le pareció un nombre perfecto para su gato, Gato.

Intentaba distraerlo, había acomodado en las estanterías de nuestro armario varios juguetes, como la Nintendo DS, pero no serbia de nada, estaba en estado de shock, no era el mismo cada vez que entraba en ese armario. Intentaba engañarlo cuando lo única persona que engañaba era a mi misma. El asumía la realidad mientras yo pensaba una manera de escapar de allí y a la vez distraerlo de todo lo que pasaba allí fuera. Cada vez que se oía como una tela se rasgaba, mi hermano me miraba, a los ojos, unos grandes ojos verdes que penetraban lo más profundo de mi ser, y que hacía desaparecer por completo esa fría y obscura alma de mi cuerpo.

Recuerdo la luz de mi habitación que se filtraba bajo la puerta, cuando estaba apagada, significaba que papá y mamá se peleaban, cuando se encendía, era mi madre, diciéndonos a mi hermano y a mí que salgamos, que todo había pasado. Y así todas las noches, ya me había acostumbrado a todo aquello.

También recuerdo la llave; siempre cerraba la puerta del armario con llave. En un principio siempre estaba fría, pero por permanecer tanto en las palmas de mis manos acababa siempre ardiendo. Aun recuerdo el olor a metal que siempre me dejaba en las manos.

Todo el vecindario lo sabia, pero nunca hacían nada al respecto. Éramos la típica casa con secretos que hay en un vecindario normal y corriente. Cuando salía de casa para ir al instituto, siempre me encontraba a la señora Kennedy, esa mujer siempre madrugaba, seguro que el motivo era vigilar a los vecinos para ver que hacían esas horas de la mañana. Siempre tendía la ropa, yo sabía que era una excusa, pero llegue a pensar que la mujer se pasaba las noches limpiando la ropa para colgarla la mañana del día siguiente. Era una mujer con unas grandes orejas como antenas con capacidad de emitir para todo un país, siempre supe que servían para escuchar mejor a sus vecinos. Tenia el pelo muy negro, era tan brillante como las promesas de las revistas que mi madre leía en las clínicas. Tenía la cara alargada, y la mandíbula acabada en punta, a lo que me recordaba a veces a una lagartija. Era delgada y siempre llevaba falda de pana, incluso en verano. Para mí que era asesina en serie, lo planeaba todo, y cuando digo todo es absolutamente todo, seguro que la llamaron del servicio secreto y rechazó la oferta ya que su vecindario era más interesante.

Detrás de las montañasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora