El recuerdo de lo que pasó.

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No supo cómo fue que pasó, en algún momento las palabras dichas por ese al que alguna vez pudo considerar un amigo le llegaron. Después de todo, ¿acaso algo tenía sentido si no era capaz de conseguir su sueño de toda la vida?

Con la mirada baja salió de ese salón pero no con dirección a su casa.

.

.

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Se había pasado con su comentario anterior, lo sabía. Incluso esos dos chicos que se hacían llamar sus amigos se lo habían comentado. Pero eso no significaba que se iba a retractar, no volvería a decir algo así, claro estaba, pero retractarse sería lo equivalente a pedir una disculpa y aquello le parecía humillante.

Salió del edificio y esperó, observó fingiendo indiferencia aquel cuaderno que había caído en ese estanque de agua con el título "Análisis de héroes". Por un segundo sopesó la idea de, en forma de "disculpa", sacar el cuaderno del agua y dejarlo a un costado para que a Deku lo encontrase fácilmente, pero la desechó, seguramente el bajaría específicamente para buscarlo así que no haría falta. Decidió que lo único que haría sería esperar a que bajara para asegurarse de que sus palabras no lo habían afectado e irse sin que siguiera notará su presencia.

Cinco minutos transcurrieron y a Katsuki le pareció demasiado tiempo, pero no se preocupó, el nerd era demasiado optimista como para tomarse algo así en serio. Pasó un minuto más y la preocupación llegó, pero no fue hasta que escuchó a un par de chicas hablando que supo que efectivamente en esta ocasión se había excedido.

—¡Hey! ¿Tu sabes por qué Midoriya estaba subiendo las escaleras?

—Ni idea, probablemente olvidó algo.

Corrió.

Corrió como nunca lo había hecho antes porque por muy malo que fuera jamás le desearía eso a nadie. Cinco minutos no eran suficientes, se requerían de al menos 8 minutos para llegar al techo caminando y dudaba que Deku tuviera mucha prisa en llegar. Subió las escaleras en tiempo récord y llegó justo en el momento en el que Deku estaba en la barandilla y con todas sus fuerzas gritó.

—¡Deku!

Todo transcurrió en un segundo. El chico giró, lo vió sorprendido y cayó. Demasiado tarde...

No.

Por supuesto que no, porque Katsuki no estaba dispuesto a tener que cargar en su conciencia un suicidio, no estaba dispuesto a dejar que ese niño que fue su amigo desde que era pequeño cayera, no dejaría de ninguna forma que ese chico dejará de perseguirlo porque, ¡Vamos! Debía de ser honesto, amaba que lo hiciera.

Corrió hacia el barandal y sin siquiera pensarlo se lanzó impulsandose con un salto. En medio de la caída rodeó al chico con sus brazos, usando todo lo que tenía utilizó sus explosiones para controlar su dirección y disminuir la velocidad de su caída.

Rodaron por el pasto llamando la atención de los alumnos que aún no se habían ido a sus casas. Se habían golpeado, tenían raspones y moretones pero no era nada comparado con lo que pudo haber pasado. No se separaron, sus brazos seguían estando alrededor de ese cuerpo pequeño y frágil, sintió humedad en su camisa. Deku estaba llorando.

Un gimoteo, la respiración acelerada e irregular, Deku se aferró aún más a su camisa y continuó con su llanto. Apenas se había dado cuenta de lo que acabada de hacer, solo bastaba un instante, pudo ser un segundo de diferencia y todo habría acabado para él. El fin, no más, nada más, oscuridad, olvidó, no volvería a ver a su madre, no podría volver a jugar en el parque, jamás podría volver a comer Katsudon, sería despedirse de cualquier mínima oportunidad de cumplir su sueño. Su respiración se volvió a acelerar y asustado lo abrazó aún más.

Redención.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora