I
Suscribiéndose.
Como sólo las palabras se puedes
Empalmar. Hasta hilvanar cada
Una de estas...
Palabras en esdrújula y filamento;
Afianzando así el firmamento
De tu lamentable partida
Sobre escrita, latente e indispuesta.
Como tu buro colmado de medicamentos,
Repletos, terminados, completados.
Finiquitados en este suscribirme en ti.
En tus recuerdos de arroz y comparsa.
De este sentir de estancia permanente,
En sala de espera constante.
Infinita como tus ojos que se desbancan
En mis ensueños, felinos, paulatinos.
Complejizando este suero interminable
Que cubre y recubre mis venas abiertas.
En dolor permanente...
En silencio que:
En eternidad se ha vuelto parte de mi padecer.
Y noche a noche recorro los pasillos
De este interminable hospital de latidos;
Cardiacos, indispuestos, serenos y otras...
Turbulentos.
Como barcos que naufragan en lagrimas
Coronadas como reinas o reyes destronados.
Desbancados como la misma vida.
Que se escapa en cada suspiro descompuesto.
Ausente.
Perdido en la inmensidad de este gemido
Interminable y recubierta de besos,
De condescendencias que se desbarrancan en tierras cálidas,
Empolvadas, esparcidas, sobre escritas encriptas,
Captadas por poetas.
Como estas cajas de medicamentos,
Que yacen aquí...
Sin bocas, sin dientes, sin lengua,
Sin agua para tragar.
Y que me miran;
Sin palabras de amor,
Sin palabras de amor...
Sin palabras de ti.