Café

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Desde el otro lado de la calle se veía un pequeño restaurante, allí vendían el mejor café del mundo,  mi ultimo día viviendo al reverso del mundo, dolía como  si dejarte arrancara con ternura los recuerdos que viví , tan amargos y a veces dulces como el azúcar que ponían a diario en mi café; pero no, eso no era  todo, quería regresar y ver transparente como cristal los ojos de la mujer que me dio la vida. 


Mi madre

Dame solo 3 minutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora