La mentira es la única cárcel donde el preso forja los barrotes que le quitarán la libertad. La gente suele creer que el mentiroso está cómodo en su posición y que sólo los engañados o los oidores de sus mentiras son las únicas víctimas, todos al descubrir que nos mintieron nos preguntamos "¿Por qué me mintió?". Pocos obtienen una respuesta y como alguien que ha mentido les doy mis razones la primera es el miedo, miedo al rechazo o a que me dañen, miedo a no encajar pero no es algo que planifique, nadie quiere ser preso de sus palabras. Todos queremos ser libres para decir y mirar a los ojos a las personas que amamos sin que nos cruce por la cabeza "hice algo horrible y no sé si podré verte otra vez" pero cuando el demonio interno que nos hace mentir se libera ya no hay quien lo detenga, si luchas contra él con sus cadenas te apresa y te tira hacia él susurrando a tu oído "ya está eres mía, sigue o vas a quedar peor", miento por cobardía a enfrentarme a la vida y sus aventuras inesperadas, miento cuando no sé que hacer, miento cuando estoy enojada y soy inconsciente del daño que le hare a otros. Primero parecen nada pero luego son verdaderos monstruos, todos luego de mentir nos arrepentimos pero ya es tarde, después de mentir solo queda aceptar las consecuencias y perder a la gente que nuestras mentiras nos quitaron.
