—¡¡Kait!! —estaba despierta hace dos horas, en una hora iría de nuevo al instituto—¡Levántate ya!—la que gritaba era mi hermana menor, lo cual no me sorprendía, era como yo, era responsable, bueno, ambas debíamos serlo, ¿no?, mamá no nos hablaba hace dos meses, lo cual es difícil considerando que vive con nosotras, fue de la nada, pero ya lo hemos superado y papá... Ni hablar de él—¡Debes llevarme a la escuela!
Me levanté, bañé y vestí rápidamente, Naomí empezaba la escuela 30 minutos antes que yo. Bajé las escaleras y vi el desayuno hecho.
—Nao, que te he dicho sobre cocinar si no te estoy viendo.
—Ya sé, ya sé, pero no tengo 8 años,puedo cuidarme.
—Correcto, no tienes 8, tienes 10, lo cual no es una gran diferencia—Me senté y comencé a comer, Nao ya había terminado y lavaba los trastos.
—¿a que hora volverás hoy?—me preguntó mirando hacia el fregadero.
—ueve unto—le respondí con la boca llena. Ella sabía que yo trabajaba después del instituto.
—Bien.
Me paré, fui al baño y cepillé mis dientes, mi uniforme estaba impecable, estaba peinada, ni una gota de maquillaje, estaba prohibido.
Nao ya estaba en la escuela y yo en la mía, aún faltaban 20 minutos así que me dirijo hacia la sala donde se reunía el centro de alumnos, a esta hora seguro no hay nadie así que podré relajarme un rato.
Ya llevaba 10 minutos ahí dentro cuando entró Dante, el rompecorazones de la escuela, como lo detestaba, me había tocado consolar a más de 15 chicas producto de sus rechazos hacia ellas.
—Hey —lo observé dos segundos, el había dicho eso y levantó su mano a modo de saludo.
—¿Qué buscas aquí?—le espeté.
—No sabía que no podía entrar aquí. —me respondió con una ironía casi imperceptible.
—No he dicho que no puedes venir, es sólo que me sorprende verte acá. —devolví la mirada a mis apuntes de historia, tenía examen hoy y aunque hubiera estudiado desde hace una semana nunca se está seguro.
—Bueno, en fin, ¿qué necesitas Dante?
—La verdad nada, quería estar solo un momento, pero tú estás aquí,así que ¿por qué no aprovechar para charlar un rato?—miré mi reloj, 5 minutos para que tocaran la campana, no iba a perderlos con este idiota. Tomé mi cuaderno,libros y guardé los lápices.
—Me gustaría que siguieras con tu objetivo inicial, si no te importa debo irme a clase. —Él iba a responder, pero me fui antes de que pudiera articular palabra alguna.
Uf, al fin había terminado el día, daban las 3 con 15, a las 4:00 iniciaba mi trabajo a medio tiempo, dedicaba 4 horas y 30 minutos al café que nos mantenía a mi familia y a mí.
—Buenas tardes—Dije al llegar, ya se encontraban ahí Josefina y Verónica, las chicas que trabajaban conmigo.
—Hey Kait, cambiate ya, solo quedan 15 minutos.
—Si, ya voy Jose
Me puse el pequeño vestido negro, luego las medias negras sobre la rodilla, a continuación los tacones negros; por supuesto que no eran los graaaaandes tacones, solo tenían dos o tres cm; estaba lista, me puse los lentes para agregar al oh gran disfraz y en la cabeza una diadema con cintas blancas, estaba lista.
—Bienvenidos a casa amos—Hice una reverencia a mis primeros clientes y los guié hacia una mesa. Seguro se preguntarán ¿Por qué les dice amos, y no señor, o de otra forma? Y Bueno, es tan fácil como decir que él tema de este café son las Maids, por eso vestimos así y debemos tratar así a los clientes, los hacemos sentir en casa como dice el lema de nuestro jefe—¿Qué les puedo servir?
—Puedes venir tú envuelta en un papel de regalo, o desnuda, no tengo problema—el hombre sonrió, y yo suspiré, odiaba cuándo sucedía esto, al parecer el joven que lo acompañaba se dió cuenta de la situación.
—Disculpa, él no quiso ofenderte, solo es un viejo juguetón—Dijo tratando de aligerar el ambiente—Traenos una rebanada de pastel a cada uno, para él de fresa y para mí de chocolate, acompañados de dos tazas de té verde, muchas gracias—Diciendo eso me sonrió y yo hice lo mismo dirijiendome hacia la cocina a hacer los pedidos.
—Hey Kait, al parecer estabas teniendo problemas con ellos, sabes que si quieres podemos pedirles que se larguen.
—No, está bien, ya pasó, quieren pastel y té.
Y así transcurrió la tarde, la salida y la entrada de un cliente cada 20 minutos, no es especialmente agotador, es sencillo más bien. Ya son las 8:30 así que me cambio, me despido y salgo, cuando me encuentro con Dante.
—¿¡Qué estás haciendo aquí!?—Preguntamos los dos al unisono, yo con miedo, no puedo permitir que sepa que trabajo aquí o se reirá. ¡Corre! me decía una voz interior mientras que la otra me suplicaba calma, sabía que podía controlar esta situación.
—¿Acaso no puedo venir a tomar un té?—creo que fui un poco agresiva, pero que más da, no se merece que lo trate con respeto.
—Claro que si, ¿pero con esa Tiara?—Dijo señalando hacia la diadema en mi cabeza, mierda, ¿que hago?
—No es asunto tuyo lo que haga o no.—Joder, esto se me está saliendo de las manos, tengo que darle el corte pronto— Así que con tu permiso, me retiro—comienzo a caminar rapido, el intenta agarrarme del hombro, pero me safo y salgo corriendo, esto será más raro aún para él, pero que más da, seguro que no sospecha que trabajo ahí.
Llego a casa y Naomí ya está dormida, tal vez yo deba hacer lo mismo, subo al baño, tomo una ducha, me cepillo los dientes, me acuesto, y fin, otro día común y aburrido.
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¡HEY! Nunca seguí con esta historia porque no me animaba, no creo que esté del todo bien, espero que con el tiempo se haga más interesante... bueno, primero: Esta historia está basada en un anime que me encantó y bueno, quise atreverme a adaptarla, espero que os guste y trataré de subir capítos seguidos, y que sean más largos y más interesantes que este, de antemano gracias por leer, besos:*