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Castaña, morena, elegante e insaciable, son algunas de las características de Jennie Ruby Jane Kim, la empresaria de veintitrés años más rica y poderosa de todo el mundo, siendo apodada "Glamour" por su gran fama al brillar donde sea que se encuentre.

Aunque todos saben que nada es lo que parece, pues Jennie Ruby Jane Kim, no es nada más y nada menos que Jennie Kim, la chica de veintitrés años, atrapada en su propia tormenta, su propio infierno.

Ella posee tres personalidades diferentes para cada ocasión, para cada persona.

Jane, para los que no la conocen, ni tan siquiera tienen permitido conocerla.

Ruby, para aquellos que son de poco fiar, o recién comienzan a socializar con ella, como conocidos empresarios, dispuestos a dar todo para que Jennie los considere alguna vez en su vida.

Jennie, para los más cercanos, que tan solo una pelinegra, dulce, pero peligrosa, Jisoo, ha logrado llamarla así, superando el estándar de los propios padres de la castaña, en el corazón de la misma.

La, también apodada, Human Chanel, se encontraba en su oficina, como cualquier otro día, revisando papeleos que odia, pero por obligación propuesta por sí misma, tiene que hacer su trabajo.

Tan siquiera una persona la conoce realmente, y no está con ella en ese momento.

Kim Jisoo se encontraba en el otro lado del mundo, en su luna de miel, disfrutando plenamente de su reciente matrimonio. Matrimonio que había tomado por sorpresa a la castaña, que por más que hubiese querido oponerse, terminó aceptando que su mejor amiga, ahora estaba enamorada...

Decidió tomar una aspirina para su tan persistente dolor de cabeza, que comenzaba a molestarle más de lo normal.

Tras terminar completamente el papeleo, ahora le tocaba irse a casa. Era la primera en llegar, y la última en irse, convirtiéndose en una trabajólica para la feliz recién casada.

Eran las 12:00 a.m en punto del día viernes, y estaba preparando su maletín para irse a casa.

Aquel trabajo que era para el día de mañana, u hoy siendo pasadas las 12, lo adelantaría esa misma noche, para tener así el día libre.

Todo listo, y se encontraba saliendo por la puerta de su propio edificio, saludando y despidiéndose, al mismo tiempo, de los guardias de turno nocturno.

Ya no era de extrañar que la castaña sufra dolores de cabeza constantes en su trabajo, puesto a que pasa casi todo el día en éste. Por no decir todo el día.

Estaba colocando la llave en la llanura de su gran vehículo, negro mate, Ferrari, cuando un ruido del callejón cercano llamó su atención. Era conocida por ser curiosa y sigilosa, así que dejó de hacer lo que se encontraba haciendo, y a paso rápido, pero previamente calculado, se acercó a aquel oscuro pasadizo.

Su mirada se posó en un dúo de personas que se encontraban forcejeando por un bolso.

- ¡Hey!.- Llamó la atención de uno de los guardias que se encontraban cerca, también llamando la atención de las dos personas que se encontraban peleando.

El guardia se acercó demasiado tarde, puesto que el agresor de la chica del bolso, había salido huyendo exitosamente, no sin antes haberle mirado por pocos, pero importantes, segundos a la castaña. Aquella mirada había hecho remover el corazón de la morena por unos momentos. Jamás había sentido eso en su vida, y quizá jamás lo iba a volver a hacer.

- Muchas gracias, señorita Jane.- Dijo la chica, tomando ahora la atención de la morena.

- No es nada. No he hecho absolutamente nada.- Aclaró, dejando en claro que no quería más charla al salir de la escena, prosiguiendo lo que hacía, entrar a su vehículo.

Se hallaba conduciendo tranquilamente, pero un pensamiento persistente carcomía su cabeza. Aquel agresor no salía de su mente, haciéndola sentir extrañada.

Ojos marrones y profundos, transmitiéndola a otra dimensión que, contra su voluntad, la hacían infinita.

Se reprendió internamente, y siguió su camino, prendiendo su celular en algún semáforo en rojo, para poner música y así relajarse solo un poco más. Aún no lograba desaparecer completamente la mirada de aquel sujeto, cuando lo encuentra de nuevo.

La silueta del agresor se encontraba fuera de su portón, sentado pacientemente, mientras la esperaba, seguramente, a ella.

La morena, sin miedo, se bajó de su vehículo, estacionándolo en la calle, mientras veía a uno de los empleados acercarse a ella para llevarse el auto de nuevo al garaje. Le entregó las llaves, sin dejar de mirar, ni por un segundo, al sujeto de enfrente.

Se acercó al ya estar sola, a paso decidido, haciendo sonar sus tacones negros, y se plantó frente al asaltante. Los ojos marrones de éste se posaron en su mirada felina, y con una pequeña risilla se levantó, sin temor alguno.

La morena notó lo alto que era, pero ni eso lograba intimidarla, así que solo se mantuvo serena, con una mirada seria, fría, y calculadora.

- Veo que la empresaria más poderosa no ignora a los humildes, ¿No?.- Tiró la persona que se encontraba enfrente de ella, tomando por sorpresa a la castaña al escuchar que la voz era femenina.

- Me temo que se equivoca, ya que tan solo hago lo que se me antoja.- Contraatacó la morena.

Un silencio, que por más extraño que suene, no incómodo, reinó el lugar.

Tan solo se miraban, y la alta chica posó sus largos dedos en el pasamontañas, para deslizarlo hasta su nariz, y luego sacarlo por su cabeza, sacando un suspiro ahogado de la castaña, que se encontraba nuevamente sorprendida al ver la hermosura que poseía la agresora.

Con una sonrisa provocativa se acercó a la morena, mientras veía que la misma ni siquiera retrocedía un centímetro.

- ¿No has pensado en lo prohibido alguna vez?.- Preguntó, jugueteando con uno de los mechones pelirrojos, que recorrían sobre su pecho.

- Claro que lo he hecho.- Contestó la castaña, mientras se deleitaba en las acciones de la contraria.

- Si dijera que tengo ganas de comerle la boca, ¿Me creería?.- Preguntó, mientras remojaba sus labios.

Los pensamientos positivos y negativos de la situación se instalaron en la mente de la morena, que tan rápida como un rayo se planteaba lo que pasaría según lo que contestaría. Optó por jugar nuevamente con sus viejos hábitos, que por más viejos que sean, no se han ido de ella.

- Claro que lo haría.

Pasión.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora