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Una gran sonrisa divertida se instaló en los gruesos labios de la pelirroja, mientras soltaba una sonora carcajada.

- El ego se le sube a la cabeza, ¿No, Jennie?.– Su corazón se contrajo al escuchar su nombre en la voz de la asaltante. Sólo Jisoo tenía permitido llamarle así, y eso todo el mundo lo tenía más que claro.

- Le sugiero que diga ahora lo que quiere, o sino me aburriré.– Sugirió, sin paciencia.

- No lo creo.– Contestó cuan insolente, según la propia morena.– Lo que yo quiero es algo de adrenalina. ¿Podría usted dármelo, Jennie?.– Preguntó, mientras volvía a poner su mirada en los, seguramente, dulces labios de la castaña.

Nuevamente sintió su corazón removerse al escuchar su nombre, otra vez siendo pronunciado por la alta chica.

- Si lo que busca es adrenalina, puedo comprarle unos boletos para el parque de diversiones, ya que tanto le gusta jugar.– Tiró sin medida. Al obtener lo que quería, la morena caminó hasta los guardias, y se adentró a su mansión, siendo admirada por la misma pelirroja, que se encontraba fuera del portón, mirando como la castaña movía las caderas al caminar.

Había sido un día duro para Jennie, por lo cuál no pudo seguir despierta, al tan solo tocar la cama.

Al día siguiente, o más bien el mismo día, se sorprendió por lo tarde que era. Si bien eran las siete y un minuto de la mañana, para una chica que le encantaba llegar más temprano de lo acordado, era mucho más que tarde.

Era la primera vez que hacía aquello, pero llamó a su secretaria anunciando que se tomaría el día libre. Tal vez sí necesitaba un descanso, aunque sea de un solo día.

Se levantó, y se duchó, para luego volver a acostarse sobre su cama.

Recibió una llamada de su mejor amiga, y la atendió con gusto.

- Hi, Jendeuk.– Saludó la pelinegra con entusiasmo.

- Buenos días, Jisoo.– Contestó la castaña, a media sonrisa.

- Me he enterado de la noticia, Jennie.– Dijo la chica.

- ¿De qué hablas?.– Preguntó sin entender, la morena.

- Enciende el televisor, y lo entenderás.– Fue lo que dijo, y la castaña hizo caso.

"Noticia de último momento; La poderosa empresaria Jennie Ruby Jane Kim ha tomado el día libre, impactando a todos los que se han enterado. ¿Por qué la empresaria que adora su trabajo se ha dado un descanso?.

Se rumorea que tiene un amorío secreto, puesto a que se le ha visto muy cercana con una chica, que no es nada más y nada menos que Lalisa Manoban, la hija rebelde de los Manoban's."

- ¿Quién mierda es Lalisa Manoban?.– Preguntó la morena, tanto para ella como para la pelinegra.

- Era de esperarse que no la conocieras, pero prácticamente la has visto, o según ellos, lo has hecho. Jennie, si tienes algo que decirme, puedes confiar en mí.– Agregó Jisoo, sintiéndose un poco mal por no haber sido la primera en enterarse, puesto  que Jennie es su único entretenimiento en el mundo de los ricos.

- No sé quién es, no me interesa, y no tengo nada que contarte, Jisoo.– Contestó molesta por ser la portada de un mundo de farándula.

Un ruido en su ventana la alertó. Miró hacia ella con sorpresa, ya que nunca había visto algo parecido.

- ¿No le intereso?.– Dijo una pelirroja en un puchero fingido, seguido de una radiante sonrisa divertida. Se encontraba sentada en la baranda del balcón, con una playera verde claro, mucho más grande que su talla, al igual que su short del mismo color, y unas converse color crema.

- ¿Cómo ha entrado?.– Preguntó la  morena, levantándose en modo de defensa.

- Oh, Jennie, ¿No que no la conocías?.– Preguntó Jisoo del otro lado de la linea.– Y no se te ocurra cortarme, porque juro por--

La castaña hizo caso omiso a lo que decía la pelinegra, y cortó la llamada.

- Bueno, sus guardias no son muy listos. Debería considerar despedir a algunos.– Dijo divertida, mientras en un salto bajaba del barandal, y caminaba a paso lento hasta la morena.

- Eso no responde a mi pregunta.– Dijo la castaña, con el ceño levemente fruncido.

- Tan solo he dicho que nos conocemos, y que usted me ha llamado. Y puesto que nos vieron hablando ayer, no me fue para nada difícil convencerlos.– Se encogió de hombros, aburrida por su misma explicación.– He venido porque me debe algo, Jennie.– Sonrió con descaro.

- ¿Qué podría deberle yo a usted?.– Kim alzó una ceja, en modo de duda.

- Bueno, le he dicho que quiero adrenalina, ¿Y qué mejor que acostarme con la empresaria más rica del mundo?.– Sonrió, como si fuera la mejor idea del mundo.

- Está loca si piensa que voy a ceder a su propuesta.– Respondió la más baja, haciendo desaparecer la sonrisa de la contraria.

- ¿He dicho yo que era una propuesta?.– Se acercó peligrosamente a la castaña, y la otra ni siquiera retrocedió.– Veo en sus ojos que le interesa...– Y aunque no quiera admitirlo, la pelirroja tenía razón.

Los largos dedos de la más alta se posaron en su barbilla, haciéndola mirarla a los ojos. Ojos que la hacían perder toda su confianza en sí misma, e incluso la hacían salir de su infierno que tenía por vida.

- Deje de jugar conmigo, si no quiere quemarse.– Sugirió la morena, deslizando su mirada, inconscientemente, hacia los gruesos labios de la pelirroja.– Si usted hubiese burlado a alguno de mis guardias, no hubiese entrado por la ventana.

- Me has pillado.– Sonrió.

Se quedaron en silencio, disfrutando de la vista que tenían sobre la otra. Ambas eran muy hermosas, y eso nadie se atrevía a dudarlo.

La pelirroja comenzó a acercarse, mientras cerraba sus ojos para querer sentir aún más el futuro contacto de los labios de la castaña.

Por la otra parte, la morena no podía dejar de sorprenderse de sí misma, al no oponerse por lo que estaba apunto de pasar. También cerró sus ojos, esperando el, que por más que no lo admita, anhelado beso.

Ambas dejaron escapar un suspiro al sentir la suavidad del contacto.

Pasión.- Jenlisa [G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora