One Piece Week 2019 ~Fanfics~

Día 3: Amore (ZoroXRobin)

Día 3: Mafiosos (Universo Alterno)

La ciudad de Shinsekai es grande, llena de tecnología, el progreso se encuentra ahí, pero un lugar tan grande no puede ser siempre pacifico, existen bandas criminales que buscan apoderarse de sus calles.

En la actualidad quien manejaba la mayor parte de la ciudad, murio asesinado por sus enemigos, quedando a cargo su unica hija, Nico Robin, una mujer de 30 años, elegante, inteligente y bella, desde muy joven ayudaba a su padre, ganandose un apodo en el bajo mundo…

“La niña demonio”

-Lamento tu perdida Nico-ya…- era de noche y se llevaba acabo el funeral de aquel respetado y temido jefe de la mafia, en el lugar habia poca gente, una de las familias más poderosas e influyentes, aliada del difunto.

-Gracias… pero no es el momento de llorar… debo seguir y demostrarle a quienes mataron a mi padre, qué esto no se acaba…- aseguro la mujer.

-Recuerda que tienes nuestro respaldo…- con ella se encontraba su prometido, Trafalgar D Water Law, heredero de los negocios de la Familia Donquixote, aliados del padre de Robin.

-Lo sé muy bien y gracias…- dijo con una gentil sonrisa.

-Ahora más que nunca debemos protegerte, si nuestros enemigos se enteran que tomaras el liderato del grupo, no dudaran en matarte…- la mujer le dio la razón, pero no se escondería.

Mientras tanto, del otro lado de la ciudad, un pequeño grupo de hombres se reunían.

-Era obvio que la “Niña demonio” tomaría el lugar…- hablaba Taka no Me, uno de los tantos enemigos de la familia de Robin.

-Debemos deshacernos de ella también…- aseguro Capone Bege.

-Necesitamos una buena idea… evitando que Flamingo se involucre…- señalo Crocodile.

-Es imposible… no olvides la relación entre la familia Nico y Donquixote…- advirtió Taka no me. -No importa cómo actuemos, entraremos en guerra…- aseguro ante la preocupación de sus socios.

-¡Entonces es simple… tomemos su cabeza de una vez!- exclamo Crocodile.

-Debemos mandar a un asesino eficiente y sigiloso…- dijo Bege.

-Me parece bien… ¿qué tal si enviamos al “Cazador”?- sugirió Crocodile, mirando a Mihawk.

-Él puede hacer el trabajo… ¿cuándo lo envió?- cuestiono serio.

-Ahora mismo…- declaro mientras sonreía de manera maquiavélica.

Después del funeral, Robin se encontraba en su casa, una gran residencia, la cual ahora más que nunca sentía vacía, salía de bañarse, envuelta sólo con una toalla, en la oscuridad de su habitación.
Se sentia abrumada por la nueva responsabilidad con la que cargaba, sabía de sobra que su vida se complicaría más.

En ese mismo momento, en la puerta de servicio entraba un joven, de aparentes 21 años, de cabello verde, cuyo nombre es Roronoa Zoro, conocido como “El cazador” un asesino a sueldo, quien entraba sigiloso, tenía la orden de asesinar a Nico Robin, sus pasos lo llevaron a la habitación de la mujer, quien cepillaba su cabello oscuro.

-Esto es muy fácil…- se dijo a si mismo, cuando acepto el trabajo, imaginaba un escenario más dificil y peligroso, en una de sus manos sostenía una katana, en su cinturón tenia otras dos.

De repente la mujer sintió un escalofrió, prestando más atención a su entorno, mientras habría un cajón de su lunero, donde tenía un arma, su corazón comenzó a latir con fuerza, levantándose de manera casual.

-Tan desesperados están por deshacerse de mi… ¿que ni siquiera me dejaran llorar por mi padre una noche?- cuestiono irónica, sin voltear hacia la puerta, eso sin duda sorprendió a Zoro.

-Eres hábil mujer…- siendo descubierto entro a la habitación, sacando la segunda katana, ambos estaban con la guardia en alto. -Llama a tus hombres de seguridad… no quiero asesinarte de manera sencilla…- dijo con una sonrisa sarcástica, Robin empuño el arma y volteo rápidamente, lanzando el primer tiro, y con la otra mano sostenía su toalla.

Zoro logro detener la bala con su katana, Robin volvió a disparar en más de una ocasión, obligándolo a esquivar y retroceder, cuando el arma se quedo sin municiones, rápidamente saco otra que colgaba en la cortina, sólo apuntándolo.

-Yo misma puedo protegerme… fueron muy ilusos al mandar a un simple espadachín a terminar con mi vida…- declaro, por su parte el peliverde no perdía su sonrisa retadora, le quedaba claro el porqué lo habían mandado a asesinarla, sin duda Nico Robin era una mujer excepcional.

-¡La ilusa eres tú… yo no soy un simple espadachín!- se abalanzo contra la mujer, quien seguía disparando.

Zoro esquivaba contrabajos, hasta que de un hábil movimiento, partió el arma de Robin, quien retrocedió hasta topar pared, él se detuvo amenazándola con una de sus katanas en el cuello.

-Debo darte crédito… eres buena…- aseguro, pues ella había logrado darle dos tiros en el hombro izquierdo, Robin estaba tensa, sería su final, ya que no había nadie cerca, porque no había aceptado la protección que le ofrecieron, también había pedido quedarse sola, al menos esa noche.

-Bien… cumple tu misión…- reto, sin duda era un momento de gran tensión, el cual se vio afectado por la caída de la toalla.

Aquello sorprendió a la mujer, observando la sonrisa de burla de Zoro, pues la toalla había sido partida en dos.

-Es cierto que tengo como misión eliminarte… pero alguien me había contrato antes que tus enemigos… y hasta que no cumpla ese encargo, no puedo matarte…- eso confundió a Robin, quien estaba apenada al estar desnuda frente al espadachín.

-¿De qué hablas?- exigio saber.

-Tu padre me contrato para protegerte… hasta él día que te des cuenta qué quieres realmente…- Zoro observo incertidumbre en aquellos ojos azules.

-¿Aceptaste protegerme y matarme?- cuestiono atónita.

-En este mundo existen muchas reglas… y ahora que tu padre no esta, debes aprenderlas…- explico, separándose de la mujer, después guardo sus katanas y le entrego su camisa, para que se cubriera.

-¿Y para eso me desnudaste?- cuestiono con cierto enojo, él carcajeo.

-No… sólo quería ver si realmente eres tan sexy como se dice…- Robin se sonrojo. -Nos volveremos a ver… Niña demonio…- salió de la habitación.

Robin sólo lo vio partir, su corazón no dejaba de palpitar con fuerza, recordaba la mirada de aquel joven, aquella experiencia había despertado algo en ella, y sólo deseaba volver a ver a aquel espadachin.