Un isekai al uso cuyo protagonista es trasportado a un mundo de fantasía con magia, dragones y todo lo demás.
Akira, un chico normal y corriente, muere y renace en un nuevo mundo como la tercera hija de una familia real.
Tras verificar que efectivamente había vuelto a nacer, me di cuenta de una cosa: era incapaz de hablar. Ahora que lo pienso es lógico, los recién nacidos no hablan.
Dada mi condición me dediqué a lo único que era capaz, observar.
Veía a la mujer que me sostenía llorar de alegría, tumbada en una cama enorme con sábanas de seda que incitaban a tumbarse y dormir para siempre. Las demás mujeres enfrente de nosotros se abrazaban unas a otras y gritando "¡Esta vez ha habido suerte! ¡Es niña!".
Todas mis alarmas se encendieron. ¿¡CÓMO QUE NIÑA!?
-Tras dos intentos por fin tengo un retoño que no sea varón.
Y me miró fijamente con una cara de felicidad que jamás había visto en mi vida... La antigua, por supuesto
-Tu padre va a estar muy contento de tener por fin a su pequeña princesita.
Al poco tiempo de decir estas palabras, se oyó un ruido de pasos rápidos, como si alguien viniera corriendo, fuera de la enorme habitación. De pronto, irrumpió en la sala un hombre de unos treinta y tantos con unas ropas grises y holgadas. Con una cara cansada pero agitada gritó:
-¿¡Ha nacido ya el niño!?.
+Cielo no entres tan de golpe que asustas a la niña.
Mientras decía esas palabras vi una ligera sonrisa en la cara de la mujer que me sostenía, como si supiera lo que fuera a pasar a continuación. El hombre cayó de rodillas al suelo moquetado y empezó a llorar. En ese momento no me daba cuenta que estaban hablando de mí.
-Al fin... ¡Al fin tengo una hija!.
+Si cariño. Por fin podrás dejar de preñarme como un loco para conseguir una niña. ~Perdona...¿Khe?~
-Pero mujer por favor contrólate, se que acabas de parir pero muestra un poco de decencia.
+¿Decencia? ¿Acaso tuviste de eso hace unos meses en esta misma cama? ~Mierda. Que bestia es esta mujer~
El hombre se quedó con la boca abierta, sonrojado y sin saber que decir. Después de sentarse en la cama y sostenerme en brazos durante un rato, preguntó a la mujer de pelo rojo:
-¿Y bien? ¿Cómo llamaremos a nuestra pequeña?
+Tiene tus mismos ojos, rojo carmesí. Puede que acabe de nacer, pero ya desprende la misma pasión que tú al mirarme.
-Solo de mirarla me recuerda a la pureza del blanco de la nieve... Ese blanco plateado de su pelo me encanta, me recuerda al tuyo.
Escuché una tercera voz que decía "Esa mirada... Está niña algún día dará tanto miedo cómo su madre". A lo que el hombre de pelo plateado y ropas holgadas soltó una pequeña carcajada.
Aunque no vi a nadie cerca que pudiera haberlo dicho, no le di mayor importancia.
-Decidido, ya tengo su nombre.
Dijo la mujer de pelo rojo. Al pronunciar estas palabras se hizo un gran silencio.
-Se llamará, Lily.
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