Ella es fría, pero cálida a la vez.
Con su presencia angelical, rodeada de demonios.
De sus sonrisas surgen las más dolorosas lágrimas. Estúpidas lágrimas, que osan tomar prioridad en su bello rostro.
Ella es un alma y un cuerpo vacío.
Ella es feliz, pero está destrozada.
Y yo, la quiero.
