¡Feliz cumpleaños!

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Kanian y yo habíamos quedado para ir a comprar un regalo a mamá por su cumpleaños, como siempre, llega tarde.

-¿Pero tu eres tonto? Menos mal que te dije que quedábamos a las seis, ¡mira que hora es!-

-Ey ey ey relájate Eirika, el cumpleaños de mamá no es hasta las siete, y son las siete menos cuarto... Espera... ¡Las siete menos cuarto! ¡ Corre! ¡Hay que ir a la primera tienda que este abiertaaa!-

Entramos a la tienda de los padres de Sander, pero solo había reliquias de la lucha de ángeles y demonios que hubo hace tropecientos años. Nosotros los demonios, no queríamos cosas de ángeles en casa, ya que solo mirarlas hace que nos queme por dentro.

Nos dirijimos a la joyería, y vi unos pendientes de perlas del inframundo. Sentí que le iban a encantar así que le dije a Kanian que los comprase. Salimos de la tienda volando, y ya casi estábamos en la fiesta cuando de repente veo que kanian cae empicado hacia el suelo. Fui detras de el cómo una bala, pero no pude evitar que se llevará un buen golpe contra el suelo. Le sangraba la cabeza y tenía un ala rota, estaba inconsciente. Miré a lo largo de la calle y todos los demonios estaban tirados en el suelo, ¿por qué a mi no me había pasado nada? .Cargué con el hasta llegar a casa, y me costó ya que los chicos suelen tener las alas el doble de grande que las chicas. Lo tumbé en mi cama, recité un antiguo pergsmino de sanación que lleva generaciones en la familia, y al decir la última palabra Kanian despertó. Dió un gran gemido de dolor.

-¡Joder! ¿ Que ha pasado? Lo único que recuerdo es que estábamos de camino a la fiesta y de repente Todo se volvió negro...

Un infierno llamado AvernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora