¿Qué sucedió aquella noche?

Los chicos...

Todo empezó una noche de verano en aquella época donde los gurises todavía jugaban a las canicas y no se solía tener internet, yo era un chico joven al que no le importaban mucho sus estudios, era por así decirlo alguien rebelde, nos encontrábamos en una salida con nuestro grupo, nos tocó un pueblo un poco alejado, donde se habían escuchado rumores de desapariciones, en nuestro grupo éramos seis, cuatro de nosotros éramos hombres y las otras dos chicas, fuimos a eso, tomamos una camioneta de uno de mis amigos y fuimos a pasar un fin de semana a las afueras, con un poco de "peligro" de por medio, esa noche de sábado, luego de acomodar todo y organizarnos en un grupo de tres que se quedara y otro que saliera para eso de cuidar las cosas, primero salimos yo, Martin, e Isabela... Martin era un chico alegre que nunca desperdiciaba un momento para hacer reír a los demás, pero cuando se encontraba solo siempre se veía algo triste, e Isabela era alguien callada con la gente que no era de confianza, siempre se le veía como que si cuidara todo lo que dijera, partimos alrededor de las 9 PM, recorrimos el pueblo "inhabitado", Martin se encontraba algo inquieto, vimos algo peculiar, una casa de dos pisos al parecer, tenía la puerta frontal un poco abierta, no nos resistimos y entramos a ver, dentro nos miramos todos, al parecer creo yo que todos pensamos lo mismo, "¿esto no es muy típico de una historia de terror?" todos sacamos una carcajada algo fría, no estábamos lo suficientemente cómodos, nos mantuvimos juntos, entramos a una cocina y revisamos todo, por alguna razón nadie quería hacer ruido aunque sabíamos que no había ningún humano por aquí no estábamos tranquilos, sabíamos que estábamos haciendo algo mal, pero claro, eramos jovenes, ¿que podría pasar?, notamos algo, había un cuchillo clavado en un papel a una tabla, tomamos el cuchillo, se lo quedó Isabela, era una nota, Martin la tomó y se mantuvo callado, no entendíamos el porqué, yo le pregunté para salir de ese silencio incómodo, me miró nervioso y me dijo o mas bien me suplico que salieramos rápidamente de allí, comprendí inmediatamente que estabamos en una mala posicion, me voltee hacia Isabela, que estaba con sus manos en la cabeza, se le notaba algo estresada, salimos de allí rápidamente, pues el miedo nos consumió, corriendo los tres, en ese transcurso le pedí a Martin si me prestaba la nota que habíamos encontrado en aquella espeluznante cocina, el cansado de correr y confundido me miró, soltó una sonrisa y me pregunto si yo estaba bromeando, no habíamos tomado ninguna nota me dijo, ese fue el primer instante en el que entendí que algo andaba mal, pero no le preste atención, llegamos a donde habíamos acampado y rápidamente comenzamos a ordenar las cosas, guardamos todo en la camioneta y nos fuimos deprisa, yo, Martin e Isabela...

Eso fue lo que pasó aquella noche de invierno, cuando veíamos televisión todos los sábados, ese domingo en el que algo extraño nos pasó a nosotros tres, nunca recordé porque luego, no dormí más por las noches.