Primer capítulo.
Otro día de instituto después del fin de semana tedioso y no me emocionaba nada, aunque todo era mejor que estar viendo el edificio de FAX382. Me estaba fastidiando vivir en Castle Hill, estuve a punto de irme a vivir con mi papá para Canáda, pero sinceramente no me gustaba la idea de dejar a mi madre con el imbécil de su novio rondando por la casa todos los días.
Lo único bueno de ir al instituto son los juegos de fútbol; llevaba dos años siendo capitán, vaya que si me esforcé por conseguir ese puesto y ahora había mejora, no por simplemente llevar el título de capitán, sino también porque las desiciones de último momento las tomaba yo y eso me hizo pensar estrategias más rápidamente y ser más veloz. También me he convertido en mejor personas, ya que al ser un líder debo cuidar de mi equipo y me siento orgulloso de haber creado una familia dentro del equipo y de obtener su confianza.
-¡William - escuché a mi madre llamándome -, se te hace tarde, ven a desayunar! - terminé de vestirme poniéndome el suéter con el logo de Nirvana, a pesar de ser una vieja banda aún se conservan muchas de sus mejores músicas. Lo bueno núnca se olvida.
Salí de mi habitación y baje la escalera para ir a la cocina, y como no, me encontré con Brus, el novio de mi madre. Estaba en la barra del desayuno sentado en un taburete mientras comía las tostadas francesas de mi madre.
-Buenos días, William. - saluda él.
-Brus - dije a modo de saludo -. Buenos días mamá. - crucé la isla y le di un beso en la mejilla, olía a pan y a su perfume de lavanda.
-Buenos días, Will - me dio un beso y me saludo -. Siéntate, ya te llevo tus tostadas.
Me senté dos taburetes alejado de Brus, esperando el desayuno.
Mi madre era una mujer hermosa, estaba un poco desagastada por los años pero seguía conservando su alegría y diversión, ella era muy extrovertida. Yo en algun punto me parecia a ella, pero, hoy particularmente no me epetecía hablar, no mientras esté éste tipejo aquí.
-Aquí esta - mi madre puso las tastados calientes junto con una taza de cafê sobre la barra -. Ya casi son las ocho, William, debes levantarte más temprano.
-Mañana estaré listo más temprano, lo prometo. - dije, tomando un sorbo de mi café.
-¿No eres muy joven para tomar café? - pregunto Brus, mirando mi perfil.
-No. - respondí secamente.
-Me parece que sí, William, el café es... - lo interrumpí mirándolo con una cara que no expresaba mayor emoción que la de estar siendo molestado.
-Brus, déjalo. - dijo mi mamá, poniendo algunos platos en el lava vajillas.
-Cielo, creo que el café afectará los nervios de William, cuando tenga treinta parecerá un viejo nervioso y adicto al café.
-Ay por Dios, Brus. - dijo mi madre, mofándose.
-No hablen de mi como si no estuviera aquí. - repuse, aunque la verdad no me importaba.
-No seas exagerado, Brus - sigue diciendo mi madre, como si yo nunca hubiese dicho nada. Rodé los ojos -, William estará perfectamente a los treinta años siendo padre de tres criaturitas, no estará más nervioso de lo normal. - un pedazo de pan se quedó atascado en mi garganta y amenazando con salir volando por donde entró.
¡Mi madre definitivamente está loca! ¿Cómo se le ocurren esas cosas? Ni siquiera estoy cerca de los treinta. Dios santo, esta mujer va a venir matándome de asfixia.
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Comenzar Temprano
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