Preparate mundo, el rey despertó.

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Hola :)
Hace mucho comencé esta cosa que me da mucha ternura.
Se lo dedico a Charly Land que me enamora con sus fics de animalitos, los amo, me dan vida, me hacen llorar de amor, a Luna de Acero con quien he tenido esas incansables charlas y me ha tenido una enorme paciencia, que me hace llorar con sus creaciones de la otp, y a la cual adoro intensamente, y, aunque no menos importante, a Lila Negra, con quien tengo un pendiente que incluye bigotitos felinos, y a quien admiro y agradezco que haya compartido esa aventura de los 35.
Muchas gracias. 

Capítulo 1.

Mikasa y Jean son novios; después de mucho pensarlo, han decidido mudarse juntos antes de emprender aventuras mas definitivas. Se aman, quieren que funcione.
Fue entonces cuando al terminar la universidad decidieron asentarse  casi a las afueras de la ciudad, en un pequeño departamento que los padres de Jean le habían regalado.
Faltaba pintar, olía a viejo y el sitio estaba totalmente vacío. Pero para los ojos correctos, aquel pequeño espacio en el tercer piso de un edificio con cincuenta años de antigüedad y con vista al río, era la antesala a los sueños.
Entre ambos y un par de amigos pintaron el sitio unas semanas antes, para así dejar que ventilara y el olor a pintura no los matara de asfixia.
Mikasa se encargó de decorar, porque era la mas paciente y porque así lo había decidido ella misma, mientras que Jean se encargaría de dirigir la "mudanza" lo que consistía solo en trasladar las pertenencias de ambos al sitio.
Ambos desempacarian.
-Yo realmente no estoy seguro de que sea una buena idea, Mika.
La mujer lo miró extrañada y taciturna mientras acomodaba una maceta en la ventana de la cocina, Jean tenia ese tono de voz preocupado.
- No puedo dejar a Eren con mi madre, ella casi nunca esta en casa, él necesita compañía y alguien que lo cuide.
Jean entrecerró los ojos mirando con recelo la enorme caja de PCV con rejilla que había junto a la puerta de la entrada.
-Pero esta loco, Mika... y si le hace algo a Levi? No sé... "tiene la mirada"
-De que mirada hablas?
-"La mirada" esa que delata que tiene un tornillo bien zafado.
Casualmente, Jean, que desempacaba algunas fotografías enmarcadas saco un pequeño marco de color verde donde la imagen de un gato peludo y con unos enormes ojos verdes iracundos, sentado sobre un taburete le tazajeaba el alma.
Jean negó rodando los ojos.
-Eren es un ángel, solo tienes que mirarlo, es encantador— Mikasa le quito el retrato de las manos y miro la foto con ternura, dejando escapar un suspiro— No acuses falsamente a tu hijo, Jean. Además, si mantienes a tu diabólico Levi en su jaula, porque sí, amor, ese bicho es tremendo, entonces yo no veo porque habría problemas.
Mikasa y Jean se amaban, acaban de mudarse, pero secretamente, ambos dudaban si haber llevado con ellos a Eren el enorme Maine coon atigrado de ojos verdes que Mikasa tanto amaba, y a Levi, la diminuta y negra ave frutero de Jean, fuese ya ni siquiera una buena idea, sino una prudente. 
Aunque no se conocian, eran enemigos naturales, todo pronosticaba desgracia.  

Eren abre los ojos por la mañana, quizá sea mediodía, no puede saberlo con certeza, porque realmente no importa. Él ha abierto sus benditos ojos color oliva y el mundo debe estar listo para ello.
Se estira todo lo largo que es (casi mas de un metro) y los dedos de sus patas se separan en todas direcciones, sus garras asomando.
Una luz azulada entra por la ventana de la cocina cuando Eren decide hacer acto de presencia. Mikasa esta preparando café en el fogoncito viejo que ya estaba instalado en el departamento y que resulto funcionar perfectamente. Eren no bebe café por supuesto, pero el olor le encanta. Ronronea suave mientras serpentea su enorme cuerpo alrededor de los tobillos fríos de Mikasa, una cinta larga de su bata de dormir acaricia su cabeza.
—Buenos días, Eren— Mikasa lo saluda siempre por su nombre, y con un tono de voz decente. Eren odia que le hablen con esas voces de bebe. Si, lo odia.
Purrr, purrr
—Espero que hayas dormido bien, voy a llenar tu tazón.
Mikasa dirige sus pasos hacia el pequeño armario que hay junto a la puerta de entrada, Eren la sigue con su perturbadora mirada verde, y entonces lo ve.
Junto a la entrada, un pequeño bulto acampanado cubierto por una sabana rosada.
—¿Que es eso, Mikasa?
El clic del botón para encender la luz suena y Mikasa sale del armario,una bolsa de papel entre sus brazos con la imagen de un gato en el frente.
—Que miras, Eren...oh.
—¿Que es? Muestrame, quiero verlo. ¡Bajalo para mi!
Eren comienza a impacientarse, camina en círculos alrededor de su dueña, sus orejas puntiagudas en alerta, su esponjoso pelaje crispado, da un par de saltos con la gracia de godzilla tratando de atraer la atención de su dueña.
—Basta, Eren, harás que me caiga.
Parsimoniosa, Mikasa sirve el alimento exclusivo para la raza y talla de Eren, en su tazón de color rosa. Ella eligió el color, pero a Eren también le gusta.
Las croquetas hacen un ruido hueco que atrae completamente la atención del gato.
—¡No creas que lo he olvidado!
Eren hunde la cara en el tazón mientras Mikasa, ya con su taza de café en las manos, se sienta en el comedor a observar a su mascota, Eren agita su cola lentamente.
—Tienes prohibido acercarte a la jaula de Levi.
Eren detiene su desayuno para mirar fijamente a la mujer, pedacitos de croquetas por toda su cara y cejas.
—¿Quien es Levi?
—Esa ave es muy importante para Jean, como tú lo eres para mi. Así que espero que seas un chico maduro, y no molestes a Levi.
Eren se sienta sobre su esponjoso trasero y observa la jaula silenciosa, luego a Mikasa.
—¿Lo quieres mas que a mi?
—No quiero que te pongas celoso de él. Sabes que eres mi favorito, el más lindo.— su bonita dueña lo mira con una sonrisita. Esta despeinada y lleva su pijama color violeta, esa que le gusta a Eren porque trae cintas en la bata con las que él juega cuando ella anda por la casa.
Eren reflexiona sobre ese tal Levi. ¿Porqué nadie le habló de él? Contrariado se relame los bigotes y mastica un trozo de croqueta, entonces decide que sea lo que sea ese tal Levi, solo sabe una cosa: no quiere compartir ni su hogar ni a su dueña, ella debe amarlo solo a él, así es como debe ser, así es como le gusta a él.
Purr purr

El gato y el frutero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora