Hola :B
Esta segunda parte es corta; me parece que capítulos cortitos será la mejor forma, para mi, de actualizar seguido porque soy floja, me distraigo facilmente y soy un jodido adulto que también trabaja 😓 además de que tengo muchas cosillas que hacer aparte, mudarme es una de ellas.
En fin, espero les guste. Mantendré esto con humor, según yo, pero también tendrá un poquis de "Ah, no mames!" y otro poco de "En serio!?"
Así que ojala y siga siendo esto algo agradable para ustedes, porque para mi ya lo es.
Espero ponerme al corriente con los demás, pero me parece que "Princesa Levi" es el que sigue.
Besos.
D. TeufellCapítulo 2
Cuando el sol por fin bañó el suelo de madera, Eren movió su espeso fundillo peludo para ir a la sala, le había tomado sus buenos minutos abandonar al buen Ramón en su cesta (su troll de peluche color azul, su favorito) para ir al encuentro de Mikasa.
Era fin de semana, así que ella y cara de caballo pasaban la mañana en casa y pasado el medio día se iban a sus asuntos aburridos de humanos.
Mikasa iba y venia en la pequeña cocina, olía rico, Eren se relamió los bigotes y fue a enrollarse a los tobillos de la mujer.—Hola, precioso— saludó ella sin quitar la vista de la estufa.
— Dormiste poco. ¿Te sientes bien?
¿Será que estas estresado por la mudanza?
Purr purrEl agradable olor de la comida casi hace que olvide su razón de andar a la sala. Abandonó los tobillos de Mikasa y se dirigió hacia la entrada.
Cara de caballo estaba ahí, su ancha espalda cubría la vista de la jaulilla que Eren quería mirar.
—¿Que haces, Jean?Atraído por el maullido de Eren, el aludido miró por encima de su hombro y halló al michi sentado inocentemente en una silla del comedor, mirándolo atentamente.
—No,Eren. Ni siquiera lo pienses cabrón peludo.—el tono de Jean era de advertencia solamente a pesar de sus palabras. No había un desagrado malsano hacia la mascota de su novia. Sólo el recelo de las maldades que Eren solía hacerle mientras ellos dos se habían estado conociendo.
—Pinche pony.
—Yo no te agrado, y lo sé...
—No, no me gustas, por feo.
—...pero en serio quiero que esto funcione. Levi es un regalo de mi madre, y ha sufrido mucho. No te lo tragues ni le hagas maldades, ya te conozco.
Se miraron largamente (tanto como Jean pudo soportar que los ojos de Eren hurgaran profundo en su alma, y al final el chico solo pudo suspirar y alejarse. Eren lo siguió unos segundo y cuando volteo hacia la jaula le escuchó decir:—¿Porque le hablo si es un gato?
Si Eren hubiera tenido hombros, se habrían encogido en clara señal de valemadrismo.Y entonces lo vio.
La jaula había sido descubierta y su inquilino miraba desde el borde, pegado a la reja.
Era diminuto y feo, y negro, pensó Eren meneando su esponjosa cola.
Desde donde estaba no podía saltar a la jaula, la arrancaría seguramente y a Jean le daría el soponcio.La razón por la que Eren no había echado a cara de caballo de la casa era porque Mikasa sonreía mas desde que el había llegado, y
Eren sabia que era porque lo amaba.
Purr purr—¿Que miras, bola de pelo?—la profunda voz del bicho volador sobresalto a Eren que abrió enormes sus ojos verdes y su ceño se frunció hasta fundirse con sus ojos y nariz.
—¿A quien llamas "Bola de pelo", gallina?
—A ti, ¿A quien más?—el ave sostenía un pedazo de mango en su pata y lo picoteaba con energía llenándose de pulpa el pico.
—Mi nombre es Eren...
—Hola, Eren. Yo soy Levi.
—Sí, ya sabia —replicó presuntuoso, lamiéndose una pata lentamente.
—¿A que hora abren mi jaula en este lugar?—preguntó de pronto el ave.
—No creo que vayan a abrirla.
Eres un pájaro. Los pájaros se quedan en la jaula —declaró Eren con seguridad.—¡Con una mierda, claro que no, Jean siempre me deja andar libre por la casa!—exclamó Levi sacudiendo sus alas negras, el pedazo de mango cayó con un sonoro ¡PLAF! a los pies de Eren.
Este se debatió entre comerlo o no, pero Levi seguía chillando y aleteando contra los barrotes de la jaula, pronto se hartó.
—¡Ya cállate! — maulló molesto alzando sus patas en dirección de la jaula— ¡Esta no es tu casa!— ¿Que es todo ese ruido? —la voz de Jean viniendo de la cocina alertó a Eren que salió corriendo con su suave andar, de vuelta a su cesta.
Cuando Jean apareció, Levi dejó de graznar y se acercó a la reja para recibir un mimo.
—Lo siento, capitán, pero acá está Eren, no puedo dejarte salir. Es peligroso —se disculpó el muchacho acariciando la cabeza del ave.
Levi le miró fijamente.
—No puedes dejarme aquí dentro para siempre, Jean, ¡odio las jaulas!El ave revoloteo hasta el fondo se la jaula, lejos de la mano de su dueño. Lo miró con el rencor impreso en sus ojillos oscuros.
—Lo siento, capitán.
Levi era un frutero chocolatero, había "vivido" mucho tiempo en una inclemente jaulita que no le dejaba ni estirar sus alas, donde paso semanas completas, entre sus excrementos y suciedad, a veces días sin agua o comida. Vio morir a muchos otros fruteros, incluida su querida Petra. Su bonito plumaje rojizo era casi inexistente al final de sus días. Pero él había tenido suerte, porque entonces había aparecido una mujer que horrorizada compró la jaula entera con todas las aves que había, incluso las muertas. Llevó a Levi y a los otros a su casa, curo, limpio y alimentó, incluso les dio sepultura a los que habían muerto.
Levi agradeció eso.
Parecía que la historia volvía a repetirse, una y otra vez, a él y a los otros siempre les tocaba el mismo destino fatal.
Aunque con todo y eso sabia qur estaba teniendo suerte; la mujer, una vez sanos todos los fruteros, les había buscado buenos hogares, él mismo había parado a las manos de su único hijo, Jean.
Y ahora, tendría que soportar a ese cabrón mimado y peludo.—Parece que siempre me darás problemas, Eren.
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El gato y el frutero.
HumorEren es hermoso, mimado, ojos verdes, le gusta acostarse al sol y jugar con su troll de peluche. Por el contrario odia tener que compartir la atención de sus dueños con Levi, quien pasa sus días revoloteando en su jaula a un lado de la puerta.