inefable ღ chuuves

heart attack

un día como cualquier otro, tan ordinario como siempre, jiwoo salía del instituto, un sutil click clack resonaba a medida que caminaba por las silenciosas calles de su vecindario.

sus pensamientos surcaban las nubes, perdidos, como usualmente se hallaban. su tarea de historia, el gato que la insultó hacía un par de días y el aroma a té de chocolate que provenía de una tienda a pocos metros eran sólo algunos de los muchos que rondaban su mente.

la chica iba tan distraída que no llegó a notar al perro que corría en su dirección, que, pegando un salto, terminó por derribarla.

un pequeño grito escapó sus labios ante su desprolijo aterrizaje, mas se convirtió en una risa al notar al pitbull blanco que ahora lamía su rostro.

—hey, grandullón. ¿te parece correcto derribar a una dama de esta forma?- preguntó jiwoo, acariciando con delicadeza al animal.

el perro, algo avergonzado, agachó la cabeza, y jiwoo negó con la cabeza.

—estoy bromeando, tontín.- fue lo único que dijo, antes de notar que el sol había desaparecido.

espera. ¿el sol había desaparecido?

al alzar su mirada notó que, en realidad, el sol no había desaparecido, sino que una chica sosteniendo una correa lo estaba cubriendo.

—lo siento mucho, tallarín se soltó y no pude detenerlo.- se disculpó la muchacha rápidamente.

jiwoo sonrió, y se levantó del suelo, siendo que tallarín había descendido de su pecho.

—no te preocupes, suele pasarme seguido, tengo un vínculo...extraño con los animales.- explicó, sin dar detalles.

la desconocida devolvió la sonrisa, aliviada de que la contraria no estuviera enojada, ni lastimada. jiwoo no pudo evitar sentirse cautivada por la belleza de la dueña del cachorro, su ritmo cardíaco aumentando ligeramente al notar sus lindos dientes frontales que sobresalían ligeramente.

—me llamo sooyoung, es un placer.- dijo la bonita desconocida, extendiendo su mano.

—yo soy jiwoo, el placer es todo mío.- respondió la más bajita, estrechando la mano ajena, por unos segundos más de lo debido.

a sooyoung no pareció importarle.

tallarín, observando la escena, cerró los ojos. cuánta melosidad, por favor. ni que fueran abejas.