Único.

7.8K 1.3K 781
                                    


Al principio dices que no piensas enamorarte, que el amor da asco y que las niñas son idiotas. Te separas de ellas, te crees diferente y te aíslas para no mezclarte con seres de otro mundo. Pasa que cuando tienes diez años, las personas de pronto comienzan a meterte ideas en la cabeza de que algunos son superiores a otros y tú, como ingenuo que recién descubre el mundo, te tragas todas las mentiras y comienzas a repetirlas.


Le dices a tus amigos que las niñas son frágiles y que aquel que se acerque a ellas es un tonto. Creas una especie de grupito en el que tus tres, cuatro compañeros se juran a sí mismos no interactuar con ninguna de ellas y se prohíben terminantemente enamorarse. No quieres terminar igual de patético que el idiota de tu hermano mayor que no ha dejado de llorar porque su prometida lo dejó.


—El amor es tonto—dice uno de tus pequeños compañeros y tú le das razón porque el amor es extraño. Piensas en los besos que has presenciado y te da asco, ¿por qué mueven así las lenguas? ¿Por qué intercambian saliva? ¿Por qué se toquetean?


Olvidas las escenas sintiendo la piel de pollo y te giras hacia otro miembro importantísimo del grupo y asientes con la cabeza cuando éste comienza a decir que el amor es para fracasados o al menos eso ha oído decir a su padre quien sufre por su reciente divorcio.


—Las niñas son tontas también—dices seguro de ti mismo porque lo has escuchado de la boca de los superiores de otros grados y sonríes satisfecho cuando todos opinan lo mismo.


Así que pasan los meses jugando bajo ese precepto y hacen una especie de club contra ellas, pero entonces descubres que tu mejor amigo, ese con el que creaste el grupo, con el que juegan Nintendo hasta el anochecer y con el que comes hasta reventar, ha cometido una traición de grado mayor: Tiene novia. Lo sabes porque lo descubriste besando a Luna, la rubia del salón continuo. Tú, dolido y traicionado, vas a reclamarle a su casa y, aunque el tipo trata inútilmente de negarlo, termina por reírse en tu cara y mirarte como nunca te ha mirado.


—Yoongi, tengo doce años, por supuesto que tengo novia—te dice con calma y tú quieres arrancarle la cabeza al imbécil por caer en las redes del amor.

—Las niñas son tontas, ¿recuerdas? —insistes molesto y cansado y tu amigo vuelve a sonreír como si lo que acabaras de decir se tratara de la peor de las estupideces.

—El tonto eres tú—responde seguro y te palmea el hombro como si te tuviera lastima, ¡vaya amigo! —. No sé quien te metió en la cabeza esa idea, pero no son tontas, son bonitas y huelen a jabón.

—Yo también huelo a jabón, Jin—replicas irritado y escuchas el pesado suspiro de tu ex mejor amigo—. Y soy bonito.

—Iuh...—el otro niño hace una mueca de asco y tú quieres romperle la cara por ofenderte— Mira, cuando cumplas mi edad lo entenderás.


Y es así como tu mejor amigo te cierra la puerta en tu cara sin decirte nada más. Tú sólo te retiras con el orgullo machacado sintiendo ganas de llorar, pero como eso es de niñas y las niñas son tontas, no lo haces. Regresas a tu casa y tu madre te consuela dándote helado y dejándote ver la televisión hasta que te pican los ojos.


Después, pasan más meses. Tu ex mejor amigo y tú no han vuelto a hablar, pero de vez en cuando te sonríe apenado. Tú lo ignoras porque se supone que tienes más amigos, pero al primer descuido uno de ellos se va y te dice que ha cambiado de visión. Tú y tu último camarada lo ven días después tomado de la mano de una niña que luce aún más tonta que la novia de Jin.

Entonces tú... [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora