"Sacred box"
Siglo XVIII
Grecia, Athenas.
Noviembre, 27 de 1744
Tres años antes de la Guerra Santa
El fuerte sonido de los cascos del caballo a galope hacía temblar levemente la tierra de bajo de ellos. La joven chica trato de regular su respiración mientras sus manos se aferraban con fuerza a las riendas del animal, con su cuerpo inclinado hacia delante tratando de protegerse del gélido frió de la noche bajo la capa oscura que la cubría casi por completo.
Tensó la mandíbula y estrechó la mirada al divisar por fin signos de civilización. Un pequeño y pintoresco pueblo que ni tiempo le dio de detallar, ya que pasaron como un relámpago entre las calles ya vacías.
Ya podía notar el cansancio del poderoso Holsteiner y la inquietud de este, pero no podían detenerse, no ahora que estaba tan cerca de estar a salvo de la pesadilla que la venían persiguiendo desde hacía una semana.
Se irguió rápidamente en la montura para jalar las riendas con firmeza.
—¡Stoppen!
El caballo le costó frenar ante la vertiginosa velocidad con que se desplazaron por casi media Grecia, pero lograron detenerse justo antes de darse de bruces contra un hombre de brillante armadura dorada que ni se inmuto a su llegada tan brusca.
Tanto ella como el animal quedaron jadeantes, sentía sus mejillas y nariz frías ante el impecable y helado viento que los había azotado desde que el cielo oscureció hacía varias horas. Sus ojos ámbar observaron rápidamente al hombre que se mantiene en pie tan impasible en frente de ellos, casi sin pestañear a pesar que lograron frenar a duras penas un poco menos que medio metro de distancia, levantando un poco de tierra que se dispersó rápidamente.
Ella parpadeó algo intimidada por ese porte, y realmente estaba preocupada, porque una parte de si misma le susurraba que no debía de confiar en desconocidos, y peor aún si estos pertenecía a otras tierras.
Pero lastimosamente no tenía otra opción.
Aun sin mediar palabra, soltó las riendas para poder bajar de un salto de la montura bajo esa estricta mirada azulina. Apenas consciente que sus piernas por poco no la sostienen por estar tanto tiempo sentada sin descansar demasiado; más que lo necesario para comer y dejar que el animal recuperara energías. Dejó su mano apoyada en el cuello de su fiel amigo que la había acompañado durante toda esa travesía, como si fuera lo único que la había mantenido segura y tranquila durante todo el viaje.
—Bienvenida —murmuró el hombre con una mirada ahora más amable notando su cansancio—Recibimos su carta hace unos momentos —agregó mirando el cielo.
Shea giró el rostro hacia arriba para observar como el Halcón que había enviado al Santuario se deslizaba en círculos a la espera de su dueña, y al divisarla, este chillo con suavidad. Ella no pudo hacer nada más que asentir agradecida mientras el ave finalmente se desviaba y se alejaba hasta desaparecer en el horizonte en un bosque cercano.
El caballero inclinó levemente la cabeza hacia ella en un claro signo de respeto hacia su persona.
—Soy Sisyphus, Santo Dorado de Sagitario. Permítame que la lleve ante la Diosa Athena.
Su voz fuerte y amable casi la hacen saltar lágrimas, porque sin darse cuenta se le había olvidado como era sentir esa clase de trato tan desinteresado hacia ella en unos días de extrema pesadilla, aislada de todo.
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Golden Sincerity
Fanfiction【Saga Dorada II】Al principio para Asmita ella era solo una pelirroja que tenia la mala costumbre de meterse en algún tipo de problema dado por su enorme corazón. Mientras que él no comprende ciertas emociones humanas, pero que con el tiempo ella le...