Un Pequeño Escape

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En épocas de frío donde el viento sopla y te congela hasta el más diminuto poro de tu piel. Suelo sentarme en el patio de casa y encender una fogata pequeña fogata.
En aquellas llamas puedo sumergirme y perderme en cientos de pensamientos y recuerdos donde... por alguna razón siento paz,
no se trata de pensar demasiado, si no darse cuenta de como unas llamas te llenan de calor y cómo te pierdes mirando las brazas arder, cómo si de un trance se tratará...
Sentado frente a ese fuego puedes reflexionar, meditar y tomar alguna decisión pero...
a veces, cuando estás tan roto por dentro solo te quedas en silencio y por un momento puedes oír los latidos de tu corazón.
Puedes darte cuenta de que aún sigues vivo, aunque hay algo que te falta, lo sabes bien; sabes que necesitas a alguien y que aunque trates de ignorarlo esa sensación de vacío no se va.
Miras al fuego y te das cuenta de que a pasado bastante tiempo desde que te sentaste ahí pero... también sabes que si te vas de ese lugar la depresión volverá y te absorberá completamente. Intentas ignorar el echo de que te sientes mal, intentas ignorar el echo de que aún te duele, intentas ignorar el echo de que necesitas que regrese y solo por un instante extrañas uno de esos abrazos que te hacían sentir como si estuvieras en casa...
Y es que no es necesario dar un nombre por que sabes perfectamente quien fue la primera persona que se te vino a la mente al leer esto.

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