CHARLIE © [✔️]

Capítulo 1

—Buenos días Charlie —dijo la doctora con sus brillantes ojos verdes.

—Buenos días a usted —dije alzando mi ceja y recalqué la última palabra —. Hoy está muy hermosa Lori ¿puedo llamarla así?

Ésta sonrió.
—Claro que puedes.

Sonreí mientras tomaba asiento lentamente, claro que me ibas a dejar, se notaba a kilómetros que eras amable y cálida.
Pero a mí no me engañabas doctora, yo sabía que ocultabas algo.
Me apoyé en el respaldar de la silla y comencé a observar cada centímetro del consultorio, hasta ahora lo único interesante que encontré fue su collar en cruz. Seguramente debía ser religiosa, y no sólo eso, podía notar su incomodidad ya que no paraba de cruzar sus piernas y mover sus pies, sutilmente, pero lo mismo se veía.

—¿Cómo te sientes hoy? —la típica pregunta, y no sólo eso, también agarró su libreta para comenzar a anotar.

Suspiré profundo.
—Hoy me siento feliz —dije sin mover mi rostro —. ¿Y usted? Pude ver que está algo preocupada.

—¿Y por qué piensas eso Charlie? —dijo algo confundida por mi reacción.

—Pues cuando me recibió en su consultorio, miraba mucho el suelo, como si estuviera pensando en alguien más ¿Acaso tiene problemas con su novio? ¿O marido?

Alzó su ceja.
—No...

—¿Tal vez novia? ¿Esposa? No estoy en contra de los homosexuales doctora, sepa que puede sentirse respetada con mi pensamiento —le sonreí inclinando mi cabeza sutilmente.

—Charlie, estamos aquí para hablar de ti, no de mí. Así que por favor retomemos el tema central ¿Puede ser?

Alcé mis cejas y asentí lentamente.
—Disculpe por meterme en sus asuntos doctora, como usted lo hace conmigo, realmente no es de mi incumbencia.

La doctora anotó algo rápidamente en su libreta y eso me generó curiosidad.

—Charlie, ¿Crees que no debes estar aquí?

—Por supuesto, soy un joven inocente que sufre las consecuencias de una muerte bien merecida —cerré mis ojos recordando el bello rostro de mi hermanita.

—¿No te consideras culpable? ¿Por qué? Si cuando la policía entró tu estabas sosteniendo la almohada entre tus manos Charlie. Tus padres...

—Mis padres mienten doctora —apreté mis dientes y elevé un poco mi tono de voz —. Como todo ser humano, ellos fueron diseñados para mentir y engañar a la gente. Así salieron impunes de los cargos, claro que yo con tan sólo 6 años no sabía defenderme. Maldito bastados —susurré la última parte suponiendo que la doctora no alcanzó a oírlo.

—¿En qué mienten?

Tranquilo Charlie, se notaba que quería desmentir tu pensamiento. Se más inteligente.

—En todo doctora, no soportaban tener a un hijo tan perfecto como yo —le sonreí mostrando todos mis dientes —. Claro que lograron su cometido, ahora cada vez que la gente me ve siente miedo, incomodidad. Como lo que está sintiendo ahora ¿No es así Lori?

—No Charlie, no estoy incómoda —mentía, podía notar que se acomodó en su silla y tensó un poco su mandíbula, claramente Lori no estaba disfrutando de ésta charla conmigo. Y apuesto lo que sea de que no veía la hora de terminar con la cita.

—Le oculté algo que vi doctora —dije cerrando mis ojos y negando lentamente, intentando cambiar de tema.

—¿De tu culpabilidad?

—No —dije irónicamente —. Yo se que usted tiene marido, por su anillo. ¿Es con él por quien vino preocupada hoy al trabajo?

La doctora se quedó un rato estudiando mi relajado rostro. Como si quisiera analizar alguna especie de señal, lo cual sinceramente no la encontrará.
Lo que sea que esté buscando, ya lo han intentado muchos otros más especializados que ella, una mujer joven y (fijé mi vista en su reciente título universitario colgado al costado derecho de la pared) novata, ¿Quién se creía?.

La puerta sonó dando a entender que mi hora de cita ya había pasado. Aunque antes de ponerme de pie, Lori se animó a preguntar.

—¿Y cómo o sabes que es marido y no esposa?

Sonreí de costado antes de salir del consultorio.
—El collar en cruz la delata doctora —dije segundos antes de salir escoltado por dos enfermeros.